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— ¿Te gusto enserio?
Ella rodó los ojos fastidiada, ¿cuantas veces tenía que repetírselo, otras dos veces?
— ¡Eso no importa ya! Me mentiste, J-jamás me dijiste que tenías pareja.
Jack puso los ojos en blanco ahora.
— Por esa razón jamás te lo dije, por que no tengo pareja.
Ok, eso tenía lógica.
Elsa se sintió sofocada, no supo que contestar.
— No tienes que reclamarme nada, en cambio yo sí, tú si tienes pareja. – se quejó furioso. No le gustaba para nada lo que Elsa estaba haciendo, ella le reclamaba como si... Fueran algo. No entendía nada, y tampoco sabía cómo había sacado esa absurda idea.
Elsa abrió los ojos sorprendida, después empujó a Jack quien ni se inmutó a moverse de su lugar.
— ¡Terminé con Hans solo por ti!
Y Jack se quedó quieto, y sin habla.
Elsa aprovechó eso y lo empujó con más fuerza apartándolo de su camino, salió del salón dejándolo atrás. Las lágrimas que había estado guardando fueron liberadas, y estas bajaron por su blanca y suave piel. Las limpió furiosa con su dorso, el pasillo estaba vacío así que se ahorraría reclamos de la directora, y conociendo a ésta, le preguntaría que le sucedía y comenzaría con sus sermones.
En el camino se encontró con Mavis, que charlaba junto a un chico de cabellos naranjas.
La pelinegra dejó de reír al ver a la platinada acercarse, y se levantó de la silla y detuvo a la platinada tomándola de la mano. La platinada gruño y se zafó.
— E-elsa, Hola – la saludó con una sonrisa – ¿Has visto a Jack?
Elsa respiró profundamente tratando de no perder la compostura.
— ¿Desde hace cuánto son novios?
Mavis abrió levemente su boca sorprendida.
— Nosotros no somos novios
Elsa frunció el ceño, y siguió caminando hacia la salida del Instituto, dudando si enserio debía irse o quedarse.
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Salió de su trance, Jack buscó con la mirada a la platinada, y supuso que ya se había ido a su casa.
Caminó hacia donde se había ido, le había preguntado a Mavis si la había visto y ella le dijo hacia donde se dirigía. Miró la vacía carretera, pudo ver a Elsa cerca de un semáforo, y se acercó a ella sigilosamente.
— Elsa.. Lo que dije en el Salón, era cierto. No tengo pareja. – respiró profundo – Y siento haberte gritado de esa manera, no fue apropiado.
La platinada solo sonrió por la nariz.
— No.. Fui yo la impulsiva que inició todo esto, estaba celosa. – el corazón de Jack comenzó a latir desenfrenado – Me sentí mal al verte con Mavis.. Yo enserio creí que eran algo.
— ¡No! Somos amigos, además.. Su pareja es Jonathan.
Los ojos de Elsa se abrieron. Su expresión cambió a una asustada.
— Oh no.. Y-yo le dije que ustedes eran pareja. – tartamudeo tímida – Debo hablar con ell-
— Hey.. Ellos están bien, cuando salí a buscarte los encontré de lo más melosos.
— ¿Enserio?
— Sí, todo está bien.
La platinada no soportó más y se lanzó a los brazos del peliblanco, fundiéndose en un cálido abrazo y aspirando el adictivo aroma varonil que el chico poseía.
— ¿Terminaste con Hans por mí? – preguntó Jack, apresando el cuerpo de Elsa. La chica se refugió en su cuello y sonrió.
— En parte, ¿recuerdas lo que te dije cuando nos conocimos?
Jack asintió.
— No podía seguir con esa relación, también estaba enamorada de ti así que no podía quedarme con los brazos cruzados, no quería seguir atada a Hans. – dijo con un leve tono rojo en sus mejillas.
— Me alegra que pienses así. Actué como un cobarde.
— No.. Fuimos los dos, ambos estábamos celosos, debimos haber hablado antes de reclamarnos todo eso.
— Por cierto, ¿cómo crees que se pondrá Hans mañana?
Elsa sonrió.
— Él no me importa, ahora sólo quiero estar contigo, con nadie más.
— ¿Lo dices enserio?
La chica salió de su escondite y miró a Jack, sus grandes ojos estaban brillando como nunca.
— Jamás había dicho algo tan enserio.
Jack se sonrojó y presionó sus labios con los de ella, dándole un tierno beso.
— ¿Te acompaño a casa?
— De acuerdo.
La pareja se fue caminando hacia el hogar de la platinada, con las manos entrelazadas.
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