𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎

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Luego de llegar a la enfermería, Elsa ayudó a la mujer a curar las heridas de Jack, quién solo temblaba al sentir el húmedo algodón tocar suavemente su labio roto

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Luego de llegar a la enfermería, Elsa ayudó a la mujer a curar las heridas de Jack, quién solo temblaba al sentir el húmedo algodón tocar suavemente su labio roto.

Cuando terminaron, ambos salieron dándole las gracias a la mujer que solo sonrió y cerro la puerta.

El pasillo estaba vacío, y solo se encontraban ellos, y el incómodo silencio.

— Mi clase ya ha terminado.

— Lo lamento, no debiste acompañarme.

Elsa soltó una carcajada.

— No digas eso, en realidad no soy fan de esa materia así que me ahorraste una excusa con el profesor Han.

Eso animó a Jack un poco, ya que soltó una risa también.

— Tu risa es adorable – murmura ella.

— La tuya igual, es muy linda. – confesó con las mejillas ruborizadas.

Ambos chicos se sonrieron, tan metidos en su burbuja que no se dieron cuenta de unos curiosos ojos avellana que se asomaban detrás de la esquina de los casilleros.

— ¿Quieres acompañarme a almorzar? – preguntó ella con una sonrisa, ya eran las doce así que era tiempo de ir a comer. Claro que cuando Hans se enterara no le gustaría nada, aunque eso no le importaba mucho.

El peliblanco asintió con una pequeña sonrisa.

— Bien, vamos.

Ambos se sentaron en la mesa del Fondo mientras ingerían sus alimentos, de un momento a otro Elsa comenzó a decir chistes que provocaban risas en el peliblanco, y luego se miraban y reían juntos.

— ¡Elsa!

La platinada cerró los ojos y oprimió los labios al escuchar esa voz.

— Tengo que irme – dijo Jack rápidamente, tomó su bandeja para irse pero una blanca y delgada mano se posó sobre la suya, jamás había sentido esa sensación de su mano en su piel, era tan cálida.

— No. Te quedarás aquí, ahora eres mi amigo, y Hans no me prohibirá tenerlos. – afirmó mirando a Jack, éste se volvió a su lugar algo sonrojado por el término de "amigo"

Hans llegó a la mesa furioso, pero sabía como disimularlo.

— Amor... ¿Qué haces con él? Tenemos que irnos. – dijo tomándola del brazo, de un jalón la levantó de la silla cosa que la hizo quejarse. Jack no perdió tiempo y se levantó también dejando su comida, y dándole un empujón a Hans. – ¡No te metas!

— Hans vete por favor, queremos almorzar en paz.

El pelirrojo gruño, pero antes de irse tiró la bandeja de Jack al suelo y salió furioso de ahí, el pálido ni se inmutó al verlo, solo atrajo a Elsa hacia el para alejarla de Hans.

SHY 害羞的 JELSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora