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El lugar realmente era una locura, no era ni por cerca lo que parecía por fuera; era realmente alucinante.

Había licor por todos lados, muchos estaban reunidos en grupos haciendo juegos estúpidos, de esos que hacen que pierdas el control rápidamente—Definitivamente debía jugar alguno—la mayoría de personas estaban muy tomadas, en las esquinas de la casa algunos se estaban besuqueando, otros bailaban y los más aburridos solo estaban sentados observando su alrededor—ese tipo de gente debería quedarse en su casa—¿porque, a que más vas a una fiesta si no es a divertirse?

La casa realmente era grandisima, parecía casa de fraternidad, aunque pertenecía a uno de nuestros compañeros de trabajo nunca antes había venido.—En realidad, nunca voy a ningún lugar.—Solo puedo abandonar la comodidad de mi hermosa cama cuando tengo mucho deseo de algo, en esta ocasión tenía sed de la buena.

Y sobretodo, solo por un par de horas quería olvidarme del chico de mis sueños.

Camine junto a Dereck hasta que llegamos donde estaban el resto de nuestros compañeros, estaban igual que el resto reunidos y jugando lo que parecía algo de retos.

—Vaya.—Gritó Alex, el anfitrión.—Hasta que por fin llegan.—Se levantó rápidamente del sofá en el que se encontraba.—¿Porque tardaron tanto?

—Tuvimos un pequeño inconveniente en el camino.—Respondió Dereck mientras tomaba asiento.—Nada que no pudiéramos controlar.—Casi me carcajeo al recordar que estaba como gallina, pero opte por sentarme igual que él.

—Vamos.—Observe a Alex.—Sirveme un trago.

—Lo que la madam ordené.—Sonrio y tomó la botella.

Yo no podía despegar mis ojos de aquel líquido mientras caía al vaso, mientras más lo miraba, más quería.

Alex apenas estaba estirando su brazo para entregarme el vaso cuando yo ya lo había tomado.—parecia desesperada.—Pero para que negar que si lo estaba.

Sin pensarlo dos veces me tomé todo el trago, sentía que quemaba toda mi garganta incluyendo mi estómago.—No había comido nada.—Pero no me importo, lo disfrute.

Estire mi mano hacia Alex, indicándole que me sirviera más, este me mostró una pequeña sonrisa traviesa y prosiguió a servirme otro.—Habiamos tenido un poco de historia.—Si así se le puede llamar a unos cuantos encuentros casuales y por casuales me refiero a sexuales.—muy sexuales.—pero eso había pasado a la historia, supongo que pensaba que esa sería una de esas noches iguales a las que nos regalabamos en la parte de atrás de la cafetería, que les digo. —no me gusta perder el tiempo. —pero estaba equivocado pues desde que Anker llegó, no había espacio para otro hombre en mi vida.

Y aquí voy otra vez a pensar en él, quería bofetearme a mi misma —pero en público hubiera sido extraño— así que solo tome el vaso y volví a tomarme todo su contenido.

Arrugue un poco la cara.—esté lo había sentido un poco más fuerte.— sabía que así era al principio pero ya luego lo sentiría como si estuviese tomando agua.

—No tomes a la locura.—Dereck se inclino un poco hacia mi.—No te quiero ir cargando a tu casa.

—No será necesario.—Habló Alex.—Puede quedarse aquí.—ofrecia mientras me miraba morbosamente.

—Ni uno, ni lo otro.—Respondí.—Ya tengo quien me lleve hoy.—Sonrei.—Solo me tomará una llamada y listo, así que no se preocupen.

—Bien, bien.—Habló Esmeralda.—Si así es el nombre, imagínense como es ella.—Creo que ya fue suficiente Aryl.—Era una perra envidiosa.—Deberiamos seguir con nuestro juego.

ANKER. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora