♦Capítulo uno♦

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Yoongi frunció el ceño al escuchar un agudo y punzante silbido perforando sus tímpanos acompañado por el molesto y ya conocido sonido de la alarma que él mismo había programado para todas las mañanas a las diez en punto. En un sábado cualquiera, él habría apagado la alarma apenas se escuchara el primer timbre para voltearse en la cama y seguir durmiendo. Pero ahora se sentía tan aturdido que le costó reaccionar.

Podía sentir el dolor de cabeza acumulado en su frente, específicamente en su entrecejo y detrás de sus ojos. Así como también pudo reconocer el sudor frío que cubría todo su cuerpo al estar destapado y únicamente usando sus boxers negros. Se sentía... Liviano, esa sería la palabra que él usaría al no poder describir con exactitud las sensaciones que sentía, pero había algo de lo que no tenía duda: él no estaba bien.

La alarma cesó por si sola después del largo tiempo que le tomó despertar a Yoongi, quien se llevó una de sus manos a la cara para masajear el puente de su nariz en un intento de calmar el dolor.

Abrió sus ojos lentamente sin quitar su mano, volteando su cabeza. Lo primero que logró enfocar con sus ojos fue su cubrebocas negro descansando sobre la mesa de luz a su derecha.

El mismo que había sido arrancado de su rostro la vez anterior.

"Gracias por tu cooperación, Min Yoongi."

Y entonces fue cuando reaccionó.

Levantó su torso del colchón con exaltación para sentarse y mirar cada rincón de su monoambiente desde su cama, a pesar de que su vista aún fallara. Agitaba su cabeza y cerraba sus ojos con fuerza para lograr ver con precisión pero no lo logró, sus sentidos normalmente agudos seguían fallando.

De igual manera, no parecían haber rastros de él.

Debía calmarse y pensar, una ducha sería lo mejor, eso era lo que hacía cada vez que se le plantaba una crisis, y también era conveniente cuando se encontraba empapado en sudor.

Tenía que ser una jodida broma.

No había sido derrotado y capturado, no despertó maniatado a una cama y tampoco había sido manoseado descaradamente sin su consentimiento.

No se había excitado a más no poder con tan solo mirar a los ojos del villano, ni había tenido los dos orgasmos más potentes de su vida con un chasquido.

Pero por más que deseara con todo su orgullo que no haya sido más que un mal sueño, jamás había sentido algo tan real y placentero.

Las imágenes de lo que había pasado entre él y su arrogante y terriblemente lujurioso némesis seguían presentes en su memoria como si esta las hubiera almacenado cruelmente en los datos más importantes a recordar, aquellos que llevas hasta el final de tus días.

Incluso la manera íntima y desenfrenada en la que fue besado al final le era humillante. Estaba tan extasiado que se permitió a si mismo seguir los besos, había sido distraído lo suficiente como para no darse cuenta cuando volvió a ser sedado.

Y ya no había más, lo último que recordaba antes de despertar era aquel encuentro con Jimin, y vaya que no dejaba de dar vueltas en su cabeza.

Aún así no podía perder tiempo pensando en esas cosas, él había descubierto su identidad y ni siquiera se demostró sorprendido, ¿Es que ya lo sabía? También, ¿Qué demonios tenía planeado hacer con su semen? ¿Era todo lo que necesitaba?

Nada de eso tenía sentido.

No es que estuviera decepcionado de ello, pero a Yoongi le extrañaba que ni siquiera se haya molestado en matarlo luego de obtener lo que quería, sería la solución a uno de sus problemas. Él siempre había sido, por lo que muchos afirmaban, el único capaz de derrotarlo desde que comenzó a aparecer hace algunos años. Aún mantiene recuerdos desde el comienzo de su adolescencia, en donde había comenzado a combatir con él, y sin embargo esa era la primera y única vez que había perdido hasta ahora. Nunca antes había podido comprobar si sus supuestos poderes eran reales, y mierda que lo eran.

HERO.-Jimsu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora