Claramente puede notarse que Iñigo, luego llamado Ignacio de Loyola pasó por un proceso espiritual fuerte. Tuvo una experiencia religiosa tan poderosa, la cual se logra percibir en las líneas de su famosa obra de los “Ejercicios Espirituales”.
Sin dudas el autor está interesado, obsesionado, en la perfecta relación del ser humano derrotado en el pecado, con el mismo Dios, dador de gracia y salvación. Uno de sus grandes temores ra ver actuar al pecado. Al contemplar epecado asechando, se sentía vulnerable, frágil. Es por eso que recurre a las penitencias. Su “ruta de escape” son, justamente unos ejercicios espirituales qu lo ayudan y fortalecen integralmente. Ignacio escribió:
“Los ejercicios son todo lo mejor que yo en esta vista puedo
pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo, como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos” (San Ignacio, Monumenta Ignatiana, v.1, p.113)
En cada ejercicio, se imprime de forma explícita, el reconocimiento del pecado, el ideal de abandonarlo y llegar a una verdadera comunión con Dios. El objetivo del documento es, a través de ejercicios, examinar la conciencia, los pensamientos, orar y disponer el alma del ejercitante para encontrar la respuesta divina. Ignacio presenta un vínculo de dos personas.
Una de ellas, es la que da los ejercicios espirituales al penitente y necesitado. Es el encargado espiritual. Lo suele
llamar en varias oportunidades, “el que da los ejercicios”. Y por otra parte, está el receptor de estos ejercicios, el ejercitante. En medio de estas dos personas, se encuentra la obra de Ignacio.
El autor da en beneficio de la persona manchada por el pecado, una serie de pasos a seguir, instrucciones y tareas que tienen muchos objetivos en sí.
Seguiremos analizando.
Gracias por tu lectura!!!
ESTÁS LEYENDO
Observando a "Los Ejercicios Espirituales"
EspiritualAnálisis y comentario sobre Los Ejercicios Espirituales, de Ignacio de Loyola. ¡Descubre el pensamiento del autor y el contenido de la obra!
