Matrimonio •• HyunMin •• -αdαpтαcιóɴ

cαpítulσ 15

Diciembre 13, dos meses desde la llegada de Hwang Hyunjin.

Hyunjin con una enorme sonrisa colocó una canasta llena de comida en la cajuela de su camioneta, al igual que algunas delgadas mantas color rojo y una caja grande color rosa con un moño blanco reluciente. Al cerrar la cajuela se adentró en el auto para conducir directo a el hogar de Seungmin el cual en secreto le esperaba con una pequeña mochila con cosas básicas dentro para un día de campo el cual pasaría con Hyunjin.

El pelinegro sabía que la madre de Seungmin estaba en casa con su hijo, mas no le tomó la mínima importancia ya que pensaba ir directo con la mujer y avisarle sobre el ''Secuestro'' de su hijo para una sencilla cita en el campo, pero como era de esperarse, todo perfectamente para demostrarle a la señora Kim que no le importaban sus absurdas amenazas y que haría lo que quisiera con su hijo hasta el punto que si él quería, lo llevaría a vivir con él en un departamento para tenerlo a su disposición todo el tiempo.

Hyunjin había dejado de ser constante respecto a las visitas a Seungmin por el simple hecho de que empezaba a sentir como su hermana sospechaba sobre su relación. Notó que ya no era la misma de antes, desde aquel día en que ella los vio, ella se había vuelto una chica muy despistada con todo; porque sí, Hyunjin sabía que su hermana los había visto besándose.

Cosa que no le importó en lo más mínimo, sabía que su hermana no sería capaz de hacer algo y lo más alto seria decirles a sus padres los cuales la tomarían a loca y seguirían con sus vidas de millonarios con la agenda ocupada.

Por ese simple hecho prefirió alejarse un poco más, sabía que Seungmin sufría por ello, por el haberle acostumbrado a esta juntos –casi– todo el día, por lo que sabía que estaría preocupado o despistado por igual. En todo ese tiempo sin ver a Seungmin, aprovechó a comprar un departamento en el cual Hyunjin pretendía llevar a Seungmin y así no poder ser molestados por cualquier tontería, así logrando aún más avances en su plan, el cual nunca había dejado a un lado.

El pelinegro tocó la puerta de la casa de Seungmin la cual fue abierta por la señora Kim con rabia desbordando de ella con solo verlo.

—Señora Kim, vengo por su hijo. Lamento informarle que planeo traerlo a casa hasta la noche o puede que hasta el día de mañana —vaciló Hyunjin con una sonrisa coqueta burlándose de la mujer frente a él.

—Puedo llamar a las autoridades Hyunjin, eres mayor de edad, pero Seungmin no y estarían a mi favor —retó la mujer contra el comentario del pelinegro.

—Perdone, pero creo que no lo terminé de aclarar bien. Es una afirmación señora, Seungmin se va conmigo y no me importan las autoridades, tengo el permiso de su esposo y no pienso hacerle algo de más a su hijo. Así que, si me permite señora —dio fin a la conversación y paso de ella, entrando a la casa y llamando al menor, el cual no tardó en bajar con una pequeña mochila colgando de sus hombros.

—Ni te atrevas a ir con él, Seungmin. No quieres saber de lo que soy capaz, no quiero llegar a mi límite contigo —amenazó la mujer con impotencia. El menor miro a Hyunjin, pero este solo rió levemente y negó.

—Vayámonos ya Minnie, no queremos que la comida se enfrié aún más —canturreó Hyunjin y tomó la mano del mencionado —Tenga un lindo día señora Kim, le da un saludo de mi parte a su esposo —dijo con burla y salió con el castaño en manos, el cual solo sonreía tímido por la seguridad de Hyunjin.

Seungmin amaba como Hyunjin le hacía sentirse protegido e inmune de todo a su alrededor, hacerlo capaz de enfrentar sus miedos sabiendo que él le respaldaría y apoyaría en cualquier momento dejando a un lado las consecuencias.

Un caballero protege a su princesa.

El pelinegro abrió la puerta de copiloto a Seungmin lo cual hizo que sus mejillas se colocaran de un leve color rojizo por la repentina y caballerosa acción. Así cerró la puerta y se colocó donde el conductor para manejar hacia su destino el cual quedaba no poco más de media hora lejos de la ciudad.