ϲυєѕτιόи 8

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"∂ємαѕια∂ο єϰιgєиτє ραяτє 1."

Veía a su padre hablar con Sanemi, el peliblanco se veía totalmente diferente a como lo conocía, parecía un indefenso cachorrito siempre que visitaba su hogar.

— Shinobu, ¿puedes poner la mesa?
— Sí.

Su madre le sonrió, ella sólo vio como la dulce mujer que le dio la vida desaparecía al interior de la cocina nuevamente, Shinobu no hizo más que suspirar.

Con la mesa puesta y todo listo para la cena, Shinobu no hizo más que mirar a su familia, su hermana sonreía ante cada cosa dicha por Sanemi, sus padres veían a la pareja con cierta felicidad que ella no podía entender, salió de sus pensamientos cuando escucho la melodiosa voz de su madre pedir que todos pasaran a la mesa.

Un vez que todos se encontraban en su sitio, Kanae y Sanemi no perdieron tiempo en comenzar una pequeña plática, todo iba bien  hasta que el peliblanco mencionó ciertas palabras.

— Señor, señora, quiero pedir su permiso para dar el siguiente paso con Kanae.

El bullicio siguiente a esas palabras para ella fue como si le taladrasen el cerebro, ¿en verdad Sanemi pensaba pedir en ese momento la mano de Kanae?, viendo atenta a su hermana y al peliblanco se sorprendió de ver en la delicada mano de su hermana mayor un pequeño anillo.

Cuando la noche llegó, Shinobu no dudo en escabullirse a la habitación de Kanae, su hermana al verle le regaló una dulce sonrisa que la hizo suspirar, antes de que pudiera hablar, Kanae se adelantó.

— Conozco esa carita, ¿qué pasa Shinobu?
—¿Estas segura de esto?

Kanae sonrió, miro el anillo en su dedo mientras asentía, una sonrisa no dudo en contestar a su hermana—Amo a Sanemi, estoy segura que el es mi otra mitad, algún día espero entiendas esto.

Shinobu miro a su hermana, sin decir nada salió de aquella habitación y al estar en el silencio y soledad de la suya se cuestionó algunas cosas.

Al día siguiente se preparó para ir al hospital donde realizaba sus prácticas, un nuevo médico llegaría, y ella sería la encargada de asistirlo.

Con una corta despedía por parte de su madre, Shinobu se dirigió a el hospital, al llegar pudo escuchar varios cuchiceos por parte de el personal, ignorando todo se dirigió al que sería el consultorio de el nuevo médico.

Antes de entrar dio tres cortos toques, un simple adelante se escucho, en cuanto abrió la puerta pudo ver al nuevo médico.

Ambos se quedaron en silencio mientras se miraban atentamente, Shinobu hizo una mueca extraña que el médico respondió con una sonrisa.

ℰ𝓃 𝒸𝓊ℯ𝓈𝓉𝒾ℴ𝓃ℯ𝓈 𝒹ℯ𝓁 𝒶𝓂ℴ𝓇.      Donde viven las historias. Descúbrelo ahora