* Te haz comunicado al teléfono de Mercedes Gonzales, en este momento no puedo recibir tu llamada, deja un mensaje después del tono, bye*
— Maldición Mercedes, lo siento, se que volví a fallarte, por favor responde mis llamadas quiero saber como estas.
— Mercedes me tienes como un imbécil al teléfono y no hay rastros de ti ¿Estas bien? házmelo saber por favor.
— Mercedes, llamo y directamente me salta el mensaje de voz, lo siento, se que mereces a un hombre mejor pero por favor déjame explicarte. Déjame amarte una vez más, por favor.
Llamaba y llamaba, las botellas de whisky traspasaban sin dificultad mi garganta, los cigarrillos no causaban ningún efecto en mi cuerpo. Estaba ansioso, necesitaba saber de ella, algo en mi decía que estaba en peligro y yo tenía que rescatarla. Tomé mi carro y conduje a toda velocidad hasta su apartamento, sin importarme estrellarme con alguien en el camino. Golpee reiteradamente su puerta, cuando estaba por irme apareció su figura detrás de la puerta. Vestía solamente una remera algunos talles mayor, los ojos chinos y el cabello despeinado.
— Abel ¿Qué haces aqui? Son las cuatro de la mañana.
— Necesitaba verte.
— ¿Estas ebrio otra vez? Anda pasa, mañana tengo que trabajar temprano.
— Mercedes por favor.— Me arrodillé, perdiendo el equilibrio, a sus pies.
— Arriba grandulón, vamos a bañarte. No dormirás conmigo en este estado.— Agarrado a su hombro caminé en dirección al baño, ella se encargo de quitarme la ropa y de abrir el agua caliente. Enjabonó cada parte de mi cuerpo mientras miraba como su piel desnuda se acercaba a la mía. Una vez limpio y seco me acostó en su cama, me abrace a su pecho y me quede profundamente dormido. Desperté en una cama vacía pero llena de su aroma, caminaba por toda la habitación buscando los restos de su ropa de trabajo, se veía tan linda y tan formal. Aretes de brillante de fantasía, un vestido manga larga color negro, los tacones que le había regalado. Me encantaban las mañanas con ella y podría estar toda una vida observando como se arreglaba para ir al trabajo.
— Al fin despiertas, ¿Recuerdas cómo llegaste aquí?
— Buen día cariño, si, algo recuerdo.
— Podrías haberte matado, no me gusta que conduzcas tan ebrio. Me asustaste, ahora levántate vamos a desayunar.
— ¿Me parece a mi o estas más mandona que lo habitual?— La tomé por la cintura y comencé un recorrido de besos alrededor de su cuello.
— Es que me asustaste. Ay Abel que rico son tus besos.
— Tu me asustaste la otra noche pero aquí estoy, contigo siempre.
— Si tan solo pudiera creerte Abel.
Era un desgraciado que no merecía su atención, ella era una mujer trabajadora, exitosa y claramente estaba de paso en Toronto. En un abrir y cerrar de ojos algún empresario se robaría su corazon y yo no podría competir contra eso; no estaba preparado para entregarme a la monogamia por más de que amara cada parte de su cuerpo. Nos abrazamos y quedamos largos minutos en silencio, desayunamos y la lleve nuevamente a la oficina.
— Supongo que no recibirás mis llamadas hasta la semana que viene.
— Ay Abel no quiero discutir contigo. Ya dormimos juntos dos veces seguidas esta semana.
— ¿Y? ¿Ahora eso te molesta?
— No Abel, no lo entiendes. Tengo que irme, tengo mucho trabajo por hacer.
— Espera Mer por favor. Dime que vendrás a mi fiesta el fin de semana.
— No Abel, todos los días vives de fiesta y yo estoy cansada, tengo muchos pendientes por hacer.
— Esta bien, bájate del auto.
— ¿Estas enojado? Ay Abel no seas infantil.
— BÁJATE DEL AUTO.— Grité.
— Okei vete al demonio maldito drogadicto.— Cerro la puerta fuertemente, apreté el acelerador y desaparecí a toda velocidad, estaba molesto. Me había llamado maldito drogadicto, ¿Cómo se atrevía a insultarme de esa manera? Sólo porque ella no se drogaba ni vivía en fiestas como yo, no la hacia menos miserable. Quería lastimarla de las misma manera que lo hicieron sus palabras. Llamé a su amiga, la idea de que cogermela podría molestarle era una buena opción. No recordaba su nombre así que llame a Tyler para que me lo dijera.
— Hola Summer, habla The Weeknd. Metro me dio tu numero, si jaja ya sabes tenía ganas de verte ¿Qué te parece hoy a las 2 de la mañana en mi mansión? Le diré a mi seguridad que pase por ti. Ponte bonita.— Debajo de mi lengua deposité algunas pastillas y las mezcle con mi adorado whisky, encendí un habano y espere por mi nueva puta. Un calor incontrolable se apodero de mi entrepierna, no tenía control de ninguna de mis articulaciones, sólo veía como una cabellera rubia se acercaba a mi miembro, cerré los ojos, intente no caer en un profundo sueño. Recupere la compostura tres horas después, una mujer descansaba a mi lado, con un fuerte mareo me levanté de la cama, intenté llegar al baño pero vomité todo el camino. Mis ruidos asustaron a la puta, me ayudo a levantarme y me trajo un vaso con agua. Volví a vomitar sólo que esta vez dentro del retrete, me sentía enfermo y con un fuerte dolor de cabeza. No recordaba habérmela cogido, pero eso no me importaba, quería que me dejara solo. Si no era Mercedes no necesitaba a ninguna mujer a mi lado.
— Y por el poder que me declara el estado de Nevada, yo los declaro marido y mujer. Señor Tesfaye puede besar a la novia.— Quité el velo que se interponía entre sus labios y los míos, su cabello corto repleto de flores, sus ojos verdes finamente maquillados. La besé como si el mundo comenzara y terminará en ella. Sus manos apretaron el moño de mi smoking, acortando aún más la distancia entre nosotros. Mi madre lloraba de emoción en el hombro de mi padre, mis hermanos al igual que el resto de mi familia aplaudían y nos daban palabras de gratitud. Ahora Mercedes seria mía para toda la vida, la tomé por la cintura, se veía tan hermosa vestida de blanco, y volví a besar sus labios. No quería separarme ni un segundo de ella, ni un segundo de ella, ni un segundo...
— No lo sé Tyler, intente levantarlo pero no pude ¿Qué hago llamo a una ambulancia? Creo que mezclo un par de pastillas, no lo se Tyler ayúdame o me largo de aquí y lo dejo inconsciente en el suelo. Okei okei.
— Mierda... ¿Abel me escuchas? La ambulancia viene en camino hermano, resiste un poco más.
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Tell your Friends | The Weeknd
FanfictionMercedes no atiende el telefono y Abel comienza a desesperarse.