Nadaba en mi piscina como una sirena, con su traje de baño diminuto color amarillo, el sol de las cuatro de la tarde impactaba en su blanca piel. Sentado en una reposera, fumando un cigarro de tabaco la admiraba. Jugaba con el agua y con la capacidad de aire de sus pulmones. Llamé a mi cocinera para que me trajera otra cerveza y un kilo de helado sabor chocolate. Las gotas se escurrían por su largo y esbelto cuerpo, sonriente se subió a mi regazo, quería que la tocara y no sólo con la mirada.
— Hola ¿Qué estabas viendo?
— Como nadabas, ¿Te he dicho que eres hermosa?
— Que mentiroso eres Austin, te crecerá la nariz.— Me encantaba que acariciara mi rostro, la senté de mejor manera sobre mi regazo y quité lentamente los restos mojados de su traje de baño.
— Tu cuerpo es una obra de arte.— Mis dedos iniciaron un recorrido desde su cuello hasta sus pezones, gemía y se retorcía contra mi cintura. Amaba cada centímetro de su piel.
— Hazme tuya Austin, hazme el amor como sólo tu sabes hacerlo.— No pude negarme a su pedido, me quité la playera, el pantalón junto a mis boxers y entré en su vagina. Mi lugar preferido en el mundo, cabalgaba sobre mi miembro marcando un ritmo exquisito. Mis manos sostenían sus senos, sus manos acariciaban mi pecho para aumentar la velocidad. Mejor que cualquier droga, su sexo era mi mayor perdición, mi dulce favorito.
— Ay nena, vas a matarme si sigues moviéndote así.— Susurraba un gemido, la mejor canción que podían escuchar mis oídos. Circularmente su vagina se apoderaba de todo mi miembro, agarré su trasero con mis manos y deje un par de caricias. Cambiamos de posición, la acosté contra la reposera y encima de su cuerpo comencé a penetrarla de manera dulce, de manera lenta, estimulando su clítoris para que llegara de mejor manera al orgasmo. Sus uñas lastimaron la parte alta de mi espalda, en sincronía acabé dentro de su cuerpo, la sensación de mi semen bajando por su orificio era maravillosa. El sudor caía por mi rostro, su cara estaba ruborizada, nos quedamos varios minutos conectados hasta que mi erección disminuyo y lamentablemente tuve que salir de ella.
— Disculpe señor.— Mi ama de llaves había entrado en escena, con sus manos mi amada Mercedes intentó tapar su desnudez.
— Si Sarah ¿Qué pasó?— La levanté para acostarla sobre mi pecho.
— Aquí les dejo su helado y Travis llamó, le dije que estaba ocupado.
— Gracias Sarah, ahora le devuelvo la llamada.
— Gracias por el helado Sarah. Que vergüenza que tu personal me haya visto desnuda.
— No tienes que preocuparte por eso. Te hice un regalo, espero que te guste.— Le di la caja que contenía un collar con diamantes, nada era suficientemente caro para mi princesa.
— Ay por Dios Austin, esto es demasiado ¿Cuanto gastaste?
— Son diamantes, hermosos como tú.
— Es demasiado, no puedo aceptarlo.
— Son para ti, no te olvides que soy millonario. Quiero darte lo mejor sin importar el precio.
— Ya sé que eres millonario pero no estoy contigo por el dinero, yo te amo por la persona maravillosa que eres.— Besó mis labios, teletransportandome a un paraíso mucho mejor.
— Es sólo un accesorio que quiero que uses para la fiesta de hoy en la noche.
— Esta bien, combina a la perfección con mi vestido negro.
— Los hombres intentarán devorarte con la mirada, me pondré muy celoso.
— Tendrás que apretar fuerte mi mano y yo tendré que sostener tu cerveza.
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Tell your Friends | The Weeknd
FanfictionMercedes no atiende el telefono y Abel comienza a desesperarse.