John Miller
Me desperté con dolor en la espalda, esto de dormir en el sofá no es muy cómodo. Como Ginger se estaba quedando en mi casa, le dejé mi habitación. Me levanté y tomé una ducha. Hace una semana que Ginger estaba aquí, logré que no me tuviera tanto miedo, acepto que estuvo mal el raptarla, pero no tenía mas opción. Desde que Temis me contó sobre el "ángel" que me ayudaría, no dejé de pensar quien podría ser. Un tiempo intenté buscarlos por mi cuenta, pero se me hizo imposible, sin olvidar el que podían atraparme, creo que no fue una buena idea hacer ese tiroteo.
Cerré la llave de la ducha y pase mis manos por mi cabello. Tomé la toalla y la enrollé en mi cintura. Me miré en el espejo—Vaya...—toqué las ojeras debajo de mis ojos, debe haber algo con lo que pueda sacarme esto—¡Ginger!— Abrí la puerta del baño para que pudiera venir.
—¿Si?—Ginger tenía la mirada puesta en su celular, al parecer estaba viendo un video. No tengo idea como no se cansa de verlos.
—Mirame, ¿Se me ve muy mal?— señalé mis ojos. Ginger levantó la mirada y comenzó a ponerse roja—¿Estás bien?
—Estas desnudo— se tapó los ojos y se sonrojó.
Puse los ojos en blanco—tengo mi toalla llorona—cerré la puerta y me puse una polera blanca junto con unos jeans negros. Al salir estaba en el comedor, me senté a su lado apoyando mi cabeza en mi mano— y, ¿Tienes alguna idea de como puedes ayudarme? Quizás tienes visiones, o puedes comunicarte con telepatía.
Se encogió de hombros—no lo se—se quedo callada un momento—nunca he tenido poderes o algo por el estilo. Además no se como se podría usar.
Intenté recordar como yo aprendí el manejar mis poderes, al principio fue difícil, pero al pasar el tiempo ya le agarré la mano— Intenta mentalizarte. Piensa en algo que te ayude a "poder verlos".
Ginger cerró los ojos y respiró profundamente, puso sus manos sobre la mesa. Pasaron los minutos y no decía nada, no quería interrumpirla.
—Lo siento— finalmente rompió el silencio— no puedo hacer nada— me miro haciendo una mueca de disgusto.
—Tranquila, no importa— me levanté— vamos a comprar algo—tomé mi chaqueta y abrí la puerta.
—¿Me dejarás salir?—Ginger se levantó.
Me reí— En ningún momento te dije que no podías hacerlo, además, escapar no te sirve de nada, ya lo tienes mas que claro—puso los ojos en blanco y salió detrás mio.
Estábamos en silencio, en las calles no suele haber mucha gente. Y sucedió lo que menos deseaba. Un chico pasó gritando cerca nuestro. Corría de un demonio, era extraño, delgado a comparación de otros que había visto antes, tenía un solo cuerno en el lado izquierdo de su cabeza. En su mano tenía una lanza, la cual la tiro y atravesó la pierna del señor.
Tomé a Ginger y la deje detras de una muralla—Quedate aquí, no te muevas—asintió con la cabeza, estaba asustada, pero no iba a dejar que nada le pasara.
Me transporte a casa buscando un arma. Volví donde el demonio, aun no se percataba que me habia ido y fui tras él.
—Hey, hey—sonreí de lado llamado su atención—Mejor vete a casa si no quieres morir.
El demonio comenzó a emitir sonidos extraños, al verlo supe que se trataba de una clase media, no podía hablar, pero sabia el manejo de armas como su lanza.
Corrí hacia el y disparé en su pecho.Lanzó su arma, pero no contra mi, vi sus intenciones. Iba contra Ginger. Me transporte frente a ella para cubrirla. Agarré la lanza con mi mano—Vete de aquí, no es seguro—le hablé sin quitar de vista al demonio, el cual se acercaba de a poco, con una mano en el pecho donde le provoqué la herida.
—No te dejaré aquí solo—se levantó y paró detrás mío.
Mire de reojo a Ginger se le veía preocupada, pero sin temor. Comencé a reir mirando la lanza—Está bien, tendré que acabar con el entonces— me acerque al demonio y lancé la lanza que atravesó su cabeza. Cayó al suelo, estaba muerto.
Me di vuelta para quedar frente a Ginger, me agache para quedar a su altura—No podemos estar aqui. Nos iremos a otra parte, ¿Donde le gustaría ir señorita?—...¿Texas?—estaba confundida.
Solté una risa—como usted diga— acerqué su cuerpo al mio pasando mi brazo por su cintura—esto puede ser un poco incómodo, pero solo serán unos segundos.
Logré transportarnos a ambos a Texas— Vaya, nunca antes habia hecho eso—sonreí satisfecho poniendo mis manos en mi cadera.
—¿¡Qué!? ¡Pudiste matarme!—intentó golpearme pero me corrí.
—No te lo voy a negar, es cierto—me reí al ver como se enojaba—pero no pasó, asi que no pongas esa cara.
—Estas enferm-
Derrepente Ginger se dejó de mover, sus ojos estaban blancos y un extraño símbolo salió en su frente, parecía un tercer ojo. De el salían algunos rayos de luz.
—Michael...Evans—apuntó a un callejón y volvió a la normalidad. La agarré al ver que se estaba cayendo.
—¿Estás bien?—Puse mi mano en su frente y se levantó.
—Está ahí—fue corriendo al callejón y la seguí. Había una puerta, Ginger no dudo y tocó. Me puse a su lado, pasaron tres minutos y nadie abrió. Volvió a tocar.
—¿Si?— Un chico de pelo café abrió la puerta, tenía cadenas rodeando su cuello, y un cigarro en su mano.
—¿Eres Michael Evans?—Ginger intentó acercarse a el pero se lo impedí, nadie sabe si esta loco. ¡Ja! Mira quien lo dice.
Rodó sus ojos—Para que quieres saber.
—¿Eres uno de los siete heroes? ¡Tienes el símbolo en tu brazo!—Ginger apuntó a su brazo que tenia el cigarro.
—De dónde sacaste eso niña—tapó su brazo he intento cerrar la puerta, pero la sujete con una mano.
—Tenemos que hablar contigo—le dije seriamente, se veía molesto, pero no nos negó la entrada.
Ya somos dos de siete, pues vamos mejorando.

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Punishment
Fiksi IlmiahNadie puede colaborar si esta historia es real, si existió realmente. Pero lo creo en lo profundo de mi corazón que cada uno de ellos vivió y salvó la humanidad de lo que era una eternidad en caos.