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Ginger Jones

Sentí un dolor en mi cabeza, abrí los ojos de a poco y me levante de la cama. Parece que fue un sueño. Suspiré aliviada, me iba a levantar, pero vi mis manos esposadas, luego mi pie atado en la cama. Me dí cuenta que esta no era mi habitación, entre en pánico, no sabía que hacer.

—Por fin despiertas, nunca nadie se había demorado tanto como tu—el chico de antes entró en la habitación con una taza en la mano. No habían muchas cosas al rededor. Un escritorio, la cama y una silla al lado de esta.

—¿Donde estoy?—dije asustada— ¿Por qué me tienes aquí?— unas lagrimas comenzaron a caer de mis ojos—déjame ir, te lo suplico, no llamaré a la policía.

—Dios cálmate— dejó su taza en el escritorio y acercó la silla a la cama, se sentó con el respaldo en frente—Quiero que hagas algo por mi, y te dejaré ir— pasó su mano por su cabello y sonrió de lado.

—No tendré sexo contigo—intenté ponerme lo mas lejos posible de el.

Comenzó a reír—Vaya, no se en que momento se te cruzó por la mente que tendría sexo contigo, estás loca— tomó un sorbo de lo que tenía en su taza—quiero que me digas como encontraste ese video—puso una cara un poco mas seria.

—Estaba viendo distintas cosas y me salió en sugerencias, yo solo... lo siento—baje mi cabeza sin parar de llorar— por favor no me hagas daño.

—¿Cuantos años tienes?

— dieciséis.

Me miró con cara dudosa— como vas a tener dieciséis, te ves mas grande.

—¿Y que hay de ti? En el video que fue grabado hace 22 años te ves exactamente igual que ahora.

Sonrió de lado—Eso es porque tengo dieciocho permanentemente—lamió sus labios y me miró—Me llamo John. Dime tu nombre.

—Ginger —lo mire extrañada. No parecía mala persona, pero claramente lo era. Ginger, te secuestró, no te dejes engañar.

—Perfecto Ginger, tu seras mi...— puso su mano en su barbilla mientras con el pulgar se tocaba su labio inferior —ayudante.

—¿De que hablas?—me limpie las lagrimas de mis mejillas —¿Qué hay de mi mamá?

Hizo un gesto de desinterés— ella a mi no me importa, pensará que cuando saliste uno de los demonios te llevo o algo por el estilo—Se rió—¿Quieres café?

—¿¡Estás loco!?

—Un poco—sonrió achinando sus ojos— de eso se trata todo esto Ginger, necesito de tu ayuda para... encontrar a algunas personas. No soy muy bueno en eso del internet.

—¿Podrías soltarme primero?— Mostré mis manos con las esposas.

John puso sus ojos en blanco—si lo hago te vas a escapar.

—te prometo que no lo haré— sonreí levemente y lo miré.

—Está bien, solo que si intentas escapar, lo cual espero no suceda, no tendrás posibilidad alguna de lograrlo— tomó una llave y me sacó las esposas de las manos y del pie. Acercó su cara a la mía y sonrió.

Era ahora o nunca, golpeé su nariz con mi puño y salí de la habitación, escuché como dijo "mierda", cerré la puerta y puse una silla para impedir que saliera. Al parecer no lo intentó, ya que la puerta se mantuvo cerrada. Cuando encontré la puerta principal no dude en abrirla. Pero... ¿¡Qué demonios!?

—Dios Ginger—John estaba apoyado en el marco de la puerta impidiéndome el paso con su cuerpo—¿No te enseñaron que mentir es malo?— Entró y cerró la puerta tras él.

—Como... como saliste—Lo miré extrañada- la puerta esta cerrada, en ningún momento me pasaste.

Sonrió—Es mi poder, teletransportación—Se cruzó de brazos orgulloso.

Pero que mierda está sucediendo aquí.

PunishmentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora