ℨ𝔢𝔡 𝔈𝔩 𝔇𝔢𝔰𝔢𝔯𝔱𝔬𝔯 𝔇𝔢 𝔏𝔬𝔰 ℭ𝔦𝔢𝔩𝔬𝔰

El comienzo.

Soy Zed un ángel caído, desertor de los cielos, un ángel renegado. Hijo de el Arcángel Azrael pero de él sabrán en transcurso de la historia.

Hace unos pocos días fuí desterrado del paraíso por el mismo Dios.
«Se preguntaréis» ¿Qué atroz pecado habré hecho? Como para que el mismo Dios me desterrace de su reino.

Bueno os cuento, cometí el peor pecado que podría hacer un ángel. Desobedecí a Dios, rompí tres de sus mandamientos. (6. No matarás, 7. no cometerás adulterio, 8. No robarás)

Pero no por eso me desterraron, esa solo fue una de mis "pequeñas hazañas" en el paraíso antes de ser despojado de mis poderes de ángel y ser desterrado al mundo mortal...

«Hace un par de meses antes»
Me encontraba solo en el cuartel celestial del paraíso que resguardaba el portal hacía el mundo humano.

« No obstante en ese entonces no tenía ni la más remota idea de qué era ese portal, ni a donde llevaba. Solo sabía que era algo importante como para que Dios le pusiera seguridad máxima.»

Puso al cuidado del portal ni más ni menos que diez ángeles que pertenecían a una de las 9 órdenes del cielo, pertenecientes a la tercera de las tres jerarquías de ángeles. (Ángeles Guardianes)

Para lo que no sabéis los ángeles guardianes son la orden menor de todas las jerarquías, debido a que son los más separados del trono de Dios ya que fueron creados para estar en plano físico cuidando, guardando y protegiendo a los humanos.

Y entre esos diez se encontraba liderando sin más que el mismísimo Uriel uno de los 4 ángeles que Dios le encargó la tierra, perteneciente al grupo de los 7 arcángeles más poderosos del cielo y reconocido como el ángel del fuego de Dios.

« ¿Impresionante no? La protección que ponía Dios solo por un portal. »

En cuanto a mí me encontraba caminando por toda la zona, específicamente en la fuente divina que se encontraba justo en el centro del cuartel celestial. Estaba caminando con la mirada en el piso cuando de repente me tropecé con Uriel quien se encontraba admirando la fuente. Caí en el piso y levanté la mirada, en cuanto alzó mis ojos hacía arriba veo a un caballero con su armadura dorada, su abundante cabellera rubia ceniza, sus ojos color naranjos y sus gigantes alas blancas con los reflejos del sol iluminándolas.

Me dio la mano y me ayudó a levantarme, luego clavo su mirada penetrante en mi y dijo.
-¿Te encuentras bien? - A lo que yo respondo embelesado ante él.
- Si tranquilo, me encuentro bien. -

Al escuchar mi contesta, él esbozó una sonrisa radiante, y se fue junto a los 9 ángeles protectores del portal a hacer guardia y cuidarlo con sus colegas.

«Os juro que en mi vida me había sentido así ante alguien. Embelesado, cautivado pero sobre todo intimidado. Él me producía un miedo terrible pensé que era por el hecho de ser el ángel del fuego de Dios, pero presentía que era por algo más... Mientras pensaba detenidamente en lo que había ocurrido, me largué de la fuente, le quise preguntar al respecto del portal... pero preferí informarme en secreto.»

Se me ocurrió la idea de visitar la gran biblioteca del paraíso, que se encontraba junto al palacio imperial donde residían la quinta orden de ángeles. (Virtudes)

Son los encargados de supervisar la humanidad mientras detienen o avivan algunos procesos evolutivos siguiendo siempre los diseños de Dios. También se encargan de inspirar a la humanidad conforme a la voluntad de Dios.

Me fui a los aposentos del cuartel a descansar.

«A la mañana siguiente»

Me levanté de los aposentos y salí al corredor. Vi todo tan nostálgico como sí yo hubiese estado ahí antes, empecé caminar por el pasillo mientras admiraba el corredor, sus columnas, sus marcos y retratos, el tapizado de las paredes y el piso, todo, absolutamente todo me parecía tan encantador... cuando de repente mientras seguía admirando mi alrededor. Sentí una corriente de aire y una presencia un poco anormal que misteriosamente me guiaron al gran salón de presentaciones donde los ángeles se reunían a admirar el atardecer y anochecer aparte de dialogar sus asuntos internos.