Cap 5. Amigos

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Mo XuanYu fue despertado por los primeros rayos del sol que se filtraban por la ventana. Se restregó los ojos con los nudillos de las manos y se desperezó, estirando sus bronceados brazos de suaves músculos. Aspiró la frescura de las sábanas limpias y, entonces, con energía renovada se sentó sobre la cama. Normalmente, desde que había tomado este nuevo cuerpo no solía recordar sus sueños, pero había ciertos destellos en su memoria que eran como recuerdos vívidos de una vida pasada. Recordaba por ejemplo, estar con el agua hasta las rodillas cosechando arroz, rodeado de los sonidos del campo, el chirrido de algunos insectos, el canto de las aves, el ruido sordo de las breves conversaciones entre las demás personas reunidas para la cosecha; le llegaba un olor dulzón entremezclado con otro aroma agrio que no reconocía, y sentía el calor abrasador del sol que lo envolvía, el calor lo sofocaba, pero a la vez se sentía un ambiente agradable, como si estuviese a salvo. También tenía vagas imágenes como si fuese un niño pequeño que corría por el campo, el olor a la hierba llena de rocío matutino y un picor en sus piernas descubiertas por las hierbas largas que llegaban a rozar su  lisa piel; iba descalzo y la sensación del pasto fresco bajo sus pies desnudos se sentía increíble. A veces, con la imagen del mismo niño veía a una mujer madura, de rostro afable y sonrisa cálida, que lo esperaba con los brazos bien abiertos y él se lanzaba, siendo recibido por ese tibio abrazo, sentía en ese momento latir su corazón con alegría y luego, como si esa dicha no fuera suficiente, la mujer le depositaba un besito en la cabeza mientras lo estrechaba entre sus brazos como sólo una madre haría.

No estaba seguro de qué eran esas imágenes o a quién le pertenecían, pero ciertamente el dueño de esos recuerdos debió haber tenido una dichosa vida. Justo esa clase de pequeñas cosas cargadas de felicidad eran las que él quería vivir ahora.

A ese día, habían pasado 15 días desde su llegada a Yunmeng. Desde que llegó, había encontrado rápidamente un trabajo como ayudante de uno de los comerciantes más prósperos del lugar y se estaba quedando en una posada, era un lugar modesto, pero limpio y a él le agradaba. El dinero que le dio Jiang MoChou le ayudó para pagar sus primeros días de estancia, así como su comida y un nuevo cambio de ropa y botas, mientras el buen comerciante para el que trabajaba le dio unas ropas para cuando estuviese trabajando; el resto del dinero lo guardó bien y lo atesoraba. Lo que había comenzado a ganar era lo que ahora destinaba para su propio sustento. 

Mo XuanYu se levantó de la cama, cepilló su sedoso cabello negro como la tinta y se lo recogió como hacía usualmente. Se vistió sus prendas inferiores, su holgado pantalón negro y encima la túnica azul de prusia que le llegaba casi por encima de las rodillas, finalmente, se colocó la faja negra a la altura de su cintura, se calzó las negras botas antes de salir. Bajo esas sencillas ropas de comerciante, el hombre seguía luciendo hermoso y la faja enmarcaba su fuerte y atractiva figura. Pero Mo XuanYu no se detenía mucho a pensar en eso, él volcaba su energía diaria en llevar de buena manera su actual vida. Estaba contento con esa nueva vida normal, todo era tan nuevo para él que no se cansaba de aprender ni de trabajar cada día. Las personas hasta ahora habían sido amables con él, y le inyectaba vitalidad todo el movimiento de gente que había a diario en la plaza.

* * *

Ese día estaba transcurriendo tranquilamente, en un descanso Mo XuanYu se había sentado a comer una mandarina que le había regalado una chica comerciante. Peló con cuidado la fruta, retirando la piel en una sola pieza, quitando las septas hasta que la fruta se sintió tan tersa que pudo saborearla sin que nada interfiriese; el dulce jugo llenó su boca, trayendo consigo recuerdos de su madre, quien una vez había pelado una mandarina para él cuando era pequeño. 

Había niños corriendo por el lugar, jugueteando ahora que el aflujo de gente estaba bajando. Mo se levantó y sacudió su ropa, observando el alboroto que creaban los niños, dejando entrever una sonrisa al contagiarse de la energía desbordante de los pequeños.

Una nueva oportunidad para el desventurado (Mo XuanYu) - Mo Dao Zu ShiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora