Extraño Guardaespaldas (Yuru Yuri x OC)

Al mal tiempo, no tan buena cara

¡AKARIN!

Hai... YuruYuri Hajimari Yo.

Esa característica frase, ahora tenía una pequeña variación... La que la decía no era Akaza Akari. Era Ikeda Chitose con una máscara de su aprendiz sin presencia.

- ¡Ikeda! ¿Ahora usted?

- Perdón, Akaza, es que la protagonista de esta historia soy yo... Y créeme, no te gustará estar en mi pellejo.

- No es justo ¡La última historia si la protagonizamos juntas!

- No te pongas así... Te prometo que una vez que terminemos con esta, buscaremos una historia donde brillar nuevamente.

Esas palabras hicieron sonrojar a la chica pelirroja, en especial luego de que su superiora le diera un pequeño beso en la frente... Pero no se ilusionen, esta historia no es un AkaChito. Pues tiene una temática muy diferente... Una que arrastra una historia de personajes muy diferentes a las que el universo de YuruYuri no suele hacer mención: ¡Los metahumanos! En fin, comencemos.

El pasado a menudo nos persigue. Podemos tratar de sepultarlo, pero a menudo es algo difícil de lograr. Y a veces las cosas que la vida nos tira, nos hace recordar el porque terminamos de esta manera ¿Cuál era el propósito de la vida además de vivirla como si cada día o fecha hubiese una expiración?

Así era la vida de las gemelas Ikeda; Chitose y Chizuru. Los padres de ambas niñas habían muerto cuando eran pequeñas, por lo que quedaron al cuidado de su abuela. Aunque la mujer las quería mucho, el tener que cuidarlas era demasiado. No es que fuesen niñas malas, de hecho eran muy tiernas y quietas. Pero la señora había tenido varios problemas y conflictos en la vida, por lo que para ella el tener que cuidar de un par de niñas era demasiado trabajo. Además que era una mujer muy activa a pesar de la edad, motivo por el cual siempre debía viajar de un lado para otro con las niñas.

Finalmente, cuando ambas chicas cumplieron 10 años se fueron a mudar a una nueva ciudad: Takaoka en la Prefectura de Toyama, con la promesa de que sería permanente y que nunca más "escaparían". Para Chizuru fue muy difícil el cambio y más allá de perder su acento de la región de Kansai, no logró ser muy sociable, pues ahí la separaron de su hermana en su colegio, cosa que se repitió en el Instituto. Por su parte, Chitose no tuvo ningún problema en encajar, ya que ella siempre fue una chica extrovertida, amable, linda y graciosa.

Ambas chicas, ya como estudiantes de Instituto, llevaban una vida bastante modesta y tranquila. Chitose había logrado ser parte del Consejo Estudiantil gracias a su mejor amiga Ayano Sugiura, de quien básicamente "era su sombra" y debido a ello siempre estaba interactuando con otras estudiantes, lo que la hacía una persona muy querida. Chizuru solo lograba destacarse por su frialdad y carencia de emociones, aunque eso fue lo bastante para llamar la atención de algunas chicas, quienes constantemente intentaban ser sus amigas al considerarla "interesante" por esas cualidades bordes. No era una vida perfecta, pero era mejor a la que habían vivido en la niñez... Hasta que ocurrió.

- Ya llegamos - dijeron las gemelas al unisono al llegar a casa.

Era poco usual que se fueran juntas. Últimamente Chizuru había empezado a quedar más con sus amigas y Chitose... Bueno, considerando que no fue hasta segundo año que su mejor amiga descubrió de la existencia de la gemela, es obvio que fuera de casa, pasan poco tiempo juntas. Para la sorpresa de las chicas, habían unas maletas en la puerta de la casa. Esto le llevo el corazón a la garganta a ambas, pues la última vez que habían visto algo así fue antes de mudarse a Takaoka.

- Abuela ¿Qué es lo que...? - Chitose pregunto con preocupación.

- No hagan preguntas y hagan rápido sus maletas - La mujer parecía más exaltada de lo usual. Casi como si hubiera visto un fantasma.