Yandere [Neito Monoma].

[Extra]

—Aceptó. —con esa simple palabra todo se quedó en silencio absoluto.

Se acerco a su rostro y como si fuera la primera vez se perdió en esos perfectos labios,que estaba seguro jamás se cansaría de ellos.

Los aplausos y felicitaciones que se oyeron por toda la iglesia,los hicieron tener que separarse uno del otro.

—¡Vivan los novios!. —el grito de Awase sonó y fue respondido con un "¡Viva!" por los presentes en el lugar.

La enorme sonrisa de Nami lo contagió también a él y no pudo esconder su sonrisa de felicidad. Miró como sus ex-compañeras de clase se encontraban entre lágrimas,rodó los ojos por lo "cursis" que eran. Su mirada viajo por todas los asientos del lugar y por los que se encontraban en ellos; aguantó una carcajada al ver como TetsuTetsu tenía una mano en su pecho y lloraba de forma "varonil" siendo consolado por Kirishima quien le daba palmaditas en la espalda, y volvió a retener otra cuando vio que lo mismo pasaba con su ex-profesor Vlad King y era consolado por un Aizawa aburrido.

—Te amo, Neito... —susurró Nami apretando la mano del Rubió. Su corazón volvió a latir como loco ante esas palabras y ante esa mirada llena de amor que Nami le regalaba,como si fuera la primera vez.

Hace un mes Kiabara le pregunto por casualidad,si no se arrepentiría en el momento en él que tuviera que estar en un altar dando sus votos de amor y jurando estar el resto de su vida solamente con Nami... Y la verdad... Era que no. Jamás lo haría,nunca se arrepentiría de todo lo que hizo para tenerla a su lado. Nunca.

—Yo también. —respondió y correspondió su agarre.

Dos años después.

La vida de Nami y Monoma,era lo que se podía considerar perfecta,siempre solucionaban sus problemas y nunca había peleas por celos,pero eso no quería decir que no los tuvieran. Había veces en las que Nami si sentía esa sensación que para ella era de los mas desagradable que una persona pudiera sentir; cuando veía a Monoma hablar de forma muy amigable con sus compañeras de trabajo,aunque después se reprendía por pensar eso de su marido, y solo tenía que hablar con él sobre lo que le molestaba y fin de su molestia.

Nami había aprendido a sobrellevar sus celos en esos dos años de matrimonio,que vivía y disfrutaba como si fuera el último día de su vida.
Aunque ella pensará lo mismo de su amado esposo Monoma,por desgracia no era así,para su suerte ella no se había dado cuenta y ni siquiera sospechado de la forma en la que su esposo se deshacía de sus celos,literalmente se deshacía de ellos.

Miró con nostalgia las fotografías del álbum de fotos que tenía en sus manos,lo había vuelto a encontrar –después de tiempo que no lo veía – entre los libros que habían en el despacho de su esposo mientras buscaba un libro para leer y pasar el tiempo hasta que Neito llegará.
La mayoría de esas fotos eran de ella y Monoma solos,pero había unas cuantas en las que se encontraban acompañados por sus amigos.