"Sé quien era esta mañana cuandome levanté, pero creo que he debido cambiar varias veces desde entonces."
-Alicia en el País de lasMaravillas. Lewis Carroll
Estaba sentada en mi pupitre, la maestra nos había dado una hora para dibujar lo que sea y mi mariposa ya estaba terminada
- ¿Puedo ir al baño? – Pregunté levantando la mano
- Cinco minutos Gabrielle, no tardes más.
Camine por el pasillo vacío, rozando con mis dedos las taquillas rojas hasta llegar al baño de niñas.
Realmente había salido porque estaba aburrida, la profesora no quería darme mas hojas para dibujar.
Con dificultad subí en el lavatorio apoyándome con mis rodillas, jugué con el vapor de mi boca chocando con el frio espejo y dibujando mariposas en él con mis dedos.
Eran muy bonitas, tarareaba la letra de una canción mientras las dibujaba, siempre que salía al patio las veía, tan brillantes y temblorosas, las alas coloridas me daban risa.
- Gabrielle – Pronunció lentamente una voz gruesa.
- Gabrielle – Repetía la voz cantarina.
Baje con cuidado del lavamanos y espere a que la voz volviera.
- Gabrielle – Y salí
Salí del baño mirando el pasillo <<¿Me pasé los cinco minutos que dijo la miss? >>
Empecé a caminar a la clase tarareando la canción que mamá cantaba en las mañanas.
- Gabrielle... - Dijeron muy cerca. Detrás mío.
Volteando vi a un hombre alto, llevaba un traje negro y un sombrero.
- Gabrielle sígueme – Dijo pasando sus largos dedos por mis ojos, cerrándolos
Lo seguí hipnotizada, no era tonta, papá y mamá habían dicho que no hablara con desconocidos.
<< ¿Qué dijeron que hiciera? ¿Grito? >>
Pero solo me sentía relajada.
- No soy un desconocido Gabrielle, seremos amigos.
Él sabía mi nombre... Entonces me conoce...
-¿A dónde?– Pregunté levantando mucho la cabeza para verlo, pero nada, su rostro estaba demasiado oscuro y alto para mi.
- Ven – Dijo de nuevo tendiéndome una mano, blanca y grande
Con mis dedos aun regordetes cogí los suyos.
- ¿Vamos a ver mariposas? – Dije intentando ver su rostro de nuevo
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Los secretos de Gabrielle
FantasyLa oscuridad es traicionera también, hace que el mínimo destello te deslumbre.