KIRIBAKU WEEK 2020

"AU Bailarines y Lesión"

Kirishima trata de no llorar, pero sus lágrimas son más fuertes que sus parpados cerrados. Estaba arruinado, todo aquello que había construido, derribado por una maldita lesión. Si tan sólo se hubiera negado a ir a esa estúpida fiesta, ahora mismo estaría entrenando con sus compañeros de baile, preparándose para ganar ese concurso. ¿Por qué le ha pasado precisamente a él? ¿Qué había hecho? ¿Dios lo castigaba por ser gay?

—Kirishima

Se enjuga las lágrimas cuando Mina entra a su habitación oscura, hace tres días que no encendía la luz, hace tres días que no salía de ahí, hace tres días que a penas y comía; daba gracias por tener baño propio.

—Te traje algo de comer. Am —sabe que Mina se está pasando las palmas de las manos por los pantalones, el nerviosismo se nota en el timbre de su voz —; Bakugou llamó de nuevo, dijo que si no le regresabas los mensajes o las llamadas, iba a venir a obligarte a hacerlo. Obviamente estoy censurando un montón de palabrotas que pronunció —ríe, como queriendo aligerar el ambiente, sin conseguirlo —. Kirishima, está muy molesto, sabes que la paciencia no es su mayor virtud y... en cualquier momento vendrá a aporrear la puerta principal hasta tirarla.

Eijirou continúa con su mutismo, mirando por la ventana, tratando de que lo dicho por Mina no se incruste en su mente. No quería pasar otra noche dándole vueltas a Bakugou Katsuki.

—Está preocupado, sólo quiere saber cómo estás y venir a cuidarte. Sabes cómo es, no lo ha dicho a viva voz pero... los dos lo conocemos. Va a venir, nos guste o no —pronuncia en voz baja, con los labios pegados en el cabello rojo de su amigo.

Deja pasar unos minutos, después de que Mina ha abandonado su cuarto, antes de echarse a llorar. Llora a lo bestia, se traga los lamentos para que no le escuchen, el pecho le dolía por eso y por añorar a Bakugou, por todo lo que ese accidente iba a quitarle, por todo lo que tendría qué soportar de ahora en adelante.

—Arriba, inútil bastardo

Las cobijas son arrancadas de su cuerpo, se encoje como reflejo y se queja. ¿Era mucho pedir que le dejaran seguir durmiendo? Quería reanudar su sueño con Bakugou Katsuki.

—¡Levántate ya, no tengo todo tu puto tiempo!

El intruso le toma fuertemente del brazo para incorporarlo en la cama. Al abrir los ojos se encuentra con el rostro más hermoso y maravilloso que ha visto en su vida.

—Bakugou, ¿qué haces aquí? ¿Quién te dejó entrar?

—Dale gracias a ojos de mapache que no tiré abajo la puta puerta. Ten, te preparé algo, más vale que te lo comas o te lo meteré por el culo —amenaza, pasándole un plato hondo.

—No tengo hambre —gira el rostro.

—¡Kirishima, deja esta mierda!

—¡Lo dices porque tú no eres el de la lesión! —Grita, mirándole con el ceño fruncido —. Lo dices tú, el talentoso, el ganador, el que lo tiene todo

—Escúchame bien —pone sus brazos a cada lado del cuerpo de Kirishima, acercándose a su rostro —; no voy a dejar que te hundas en esta mierda de depresión. Vas a comer, vas a salir, vas a ducharte y volverás a ser ese molesto, ruidoso y sonriente chico del que me enamoré. ¿Has entendido?

Aturdido por la cercanía de Bakugou, asiente sin saber muy bien lo que estaba haciendo. Bakugou sonríe de medio lado, los ojos de Kirishima han adquirido un poco de su brillo habitual. Se inclina para dejar un casto beso sobre los labios del pelirrojo. Toma el plato que ha dejado en la mesita de noche, se tragaría el orgullo y le daría de comer en la boca a Kirishima.