"Risas y Día de Playa"

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Era una puta locura, ¿por qué mierda acepto ir de viaje con los bastardos que tenía por compañeros? Al escuchar las escandalosas risas de Kirishima lo recuerda. Ese imbécil pelos de mierda había utilizado su arma más letal: su puta mirada de cachorro, su lloriqueo de perro y su asquerosa melosidad. ¡Como odiaba a ese tipo! ¿De verdad creía que podía estar en un autobús, con esos molestos extras, tantas putas horas, sin terminar asesinando a alguien? Ese bastardo seguía siendo TAN inocente.

—¡Bakugou! ¡Bakugou! —Vuelve al asiento a su lado, acercando demasiado su rostro al suyo —. ¡Ven atrás, es muy divertido!

—No. Estar parado en medio del pasillo es muy peligroso. Quédate sentado ya aquí —le toma del cuello de la camisa, tratando de retenerlo.

—Aw. Suki se preocupa por mi

—Cierra la boca, no es verdad. Haz la mierda que quieras —le suelta con brusquedad, volviendo a su posición inicial: los brazos cruzados y el rostro girado a la ventanilla del autobús.

—No te enojes, Suki —le envuelve entre sus brazos, dejando pequeños besitos en la mejilla del rubio —. Te haré caso, me quedaré aquí contigo —entierra su nariz en el alborotado cabello de Bakugou, aspirando su aroma tan masculino.

—Ya te dije que hagas la mierda que quieras

Aún cuando ha soltado aquello en un gruñido, se acomoda en el pecho de su novio. Realmente sí quería tenerlo a su lado durante el trayecto que quedaba, esos imbéciles ya lo habían tenido demasiado tiempo. El calor de Kirishima le tranquilizaba, era su sedante para no asesinar a todos esos extras.

La mandíbula casi les llega al suelo cuando llegan a su destino, con el atardecer a punto de caer. Esa no era una simple casa de descanso en la playa, ¡era una puta mansión! Al estar dentro, todos sueltan una exclamación sorprendida, el lugar era enorme, frío, pulcro, espacioso y elegante.

—¡Todos podemos dormir aquí! ¡Hagamos pijamada todos los días! —Propone Kirishima, mirando la sala, podrían tirarse todo en el piso de mármol, frente al enorme televisor. ¡Parecía una pantalla de cine! ¿De cuantas pulgadas sería?

—Yo no duermo con todos estos, ¿y si la estupidez es contagiosa?

—No creo que te puedas contagiar más

Las risas no se hacen esperar por el comentario tan serio de Todoroki. Bakugou siente la sangre hervirle, las explosiones comienzan a salir de sus manos.

—¡¿Qué dijiste, maldito bastardo?! ¡Ven y dímelo a la cara!

—Deja de gritar tanto, todos te oímos perfectamente. Aunque no quisiéramos —pronuncia lo último en voz baja.

Claramente todos le oyen, lo que provoca que las risas revivan. Kirishima toma a Bakugou de los brazos, antes de que se lance a asesinar a Todoroki.

—Ese maldito bastardo. Le enseñaré con quién se está metiendo —suelta entre dientes.

—Vamos, Bakugou, trata de no pelear durante estos días. Relájate y diviértete

—"Relajarse" y "divertirse" no están dentro del vocabulario de Bakugou

Aquella frase sarcástica es el detonante para impulsarle a pelear. En un parpadeo, el lugar se convierte en un campo de batalla, hay gritos, maldiciones y explosiones. Al no estar Aizawa cuidándolos, les es mucho más difícil controlar la situación. Bakugou va a encerrarse a una de las miles de habitaciones, esos bastardos lo habían orillado a eso; se había sentido en su casa, como cuando la bruja lo castigaba. Aún cuando sólo van a quedarse el fin de semana, decide acomodar su ropa, y la de Kirishima (porque ese bastardo se quedaría a dormir sí o sí con él), en el closet que hay en la habitación.

KIRIBAKU WEEK 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora