𝗮 𝘀𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁 𝗿𝗲𝘃𝗲𝗮𝗹𝗲𝗱

1.1K 117 58
                                    

Antes de leer:
♡ 𝚂𝚞𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛𝚒𝚘𝚜 𝚖𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚊𝚗

Este capítulo contiene errores ortográficos, estaré corrigiendo cualquier falta en el proceso de la historia. Gracias por leer.

La joven pelirroja miró aquella pequeña caja que contenía sus más íntimos secretos, cerró el sobre que contenía la última carta escrita, se había prometido así misma no escribir más, pues ya eran suficientes, la próxima vez que profesara sentimientos por alguien tomaría el valor de decírselo de frente, era más romántico. Ya era demasiado mayor como para seguir jugando juegos infantiles como aquello, ¿no?.

Un golpeteo en la pared la sobresaltó, era Diana, su mejor amiga. La recibió con un enorme y tierno abrazo. Iba hacer una tarde divertida.

En otra zona de Avonlea un chico se estaba preparando para salir.

-¿A dónde crees que vas Blythe? –Mencionó Bash a Gilbert. El chico se detuvo en la entrada de la casa.

-Hoy me veré con Winifred. Me envió una carta diciendo que quiere hablar conmigo.

Las muchachas se encontraban acostadas en la cama admirando los rayos de luz que entraban por la ventana de la habitación. La vista de Diana cayó en el mueble de Anne, un particular cofre semi abierto llamó su atención.

-Anne –Susurró.

-¿Sí Diana?

-¿Qué son todas esas cartas?

Anne se levantó de inmediato y cerró el cofre. Miró a Diana algo apenada. Nunca antes había sido tan descuidada con sus cartas, normalmente lo guardaba cada vez que alguien entraba en la habitación, confiaba en su amiga, pero aunque sus pensamientos románticos fueran algo que no le daban vergüenza, el que otra persona se enterara de ellos era algo muy personal.

-Debes prometer que no le contaras sobre esto a nadie Diana...

-Sabes que puedes confiar en mí para lo que sea.

Ambas se pusieron de pie una frente a la otra, unieron sus pulgares e hicieron su promesa en voz alta.

-Estas son las cartas que escribí para cada chico que me ha gustado en Avonlea a lo largo de los años.

Gilbert Blythe tomó el primer tren a Charlottetown, debía admitir que estaba bastante nervioso, pues el que Winifred lo contactara tan repentinamente no era habitual, se veían todos los fines de semana así que no se le ocurría porque la urgencia en su carta, ¿y si eran malas noticias? Esfumó de su mente todos los pensamientos negativos cuando miró que el tren se acercaba a la estación, subió a él y suspiró intranquilo hasta llegar a su destino.

Al llegar camino directamente al consultorio del Doctor donde siempre estaba Winifred, al entrar la campana de la puerta se escuchó indicando la visita de un posible paciente.

-Oh, joven Blythe, Buenos días –Saludó el Doctor al notar la presencia del chico. Gilbert sonrió y lo saludó de vuelta -¿Viene ayudarle a la señorita?

Gilbert frunció el sello confundido.

-¿De qué habla Doctor?

-¡Sorpresa! –Sonrió Winifred asustando a Gilbert por detrás –Me han trasferido como vacante a la escuela de Avonlea.

En el establo de Green Gables:

-Aunque tengo que admitirlo, Matthew, estoy un poco preocupada, ella es una jovencita y no sé si esta calificada para ayudarme con los estudiantes. –Terminó de decir la Srta Stacy.

Matthew no sabía que decir, aún se ponía incomodo al estar a solas con la Srta Stacy, ella hablaba mucho, pero para él su timidez era más grande.

-Bueno –Inició –Supongo que es una buena chica, si no el Doctor no la hubiera solicitado, debe ser buena haciendo su trabajo.

-¿Estas segura? –Preguntó Gilbert mientras colocaba la taza de té en la mesa y miró a Winifred.

-Y por qué no lo estaría? –Recriminó esta –Pensé que tú te lo tomarías más alegre –Admitió –Estaremos más tiempo juntos, sin tener que tomar un tren para vernos.

Gilbert se sentía feliz por Winifred, feliz por ellos, pero no sabía que tan positiva era esta nueva noticia, ¿Winifred en Avonlea?, eso iba a ser un tema interesante para todos sus habitantes de aquel pueblo tan pequeño, los chismes corrían rápido allí, tarde o temprano todos iban a enterarse, todos.

-Claro, pero no lo sé, simplemente me tomo por sorpresa –Cuando recibió la carta no se imaginaba esto, para nada.

-Y veo que no te agradó lo suficiente –Cortó ella.

Más tarde ese mismo día, Marilla entró en la habitación de Anne. Las chicas habían ido a jugar al lago de aguas relucientes. Las cartas hacian sobre el cofre, un grave descuido por parte de Anne, otra vez...

-Oh Anne, de nuevo olvidó mandar el correo... No sé que haré con esta niña tan descuidada –Suspiró recogiendo cada sobre –Ya se acumuló.

Bajó los escalones de la casa y miró a Matthew afuera.

-Matthew por favor envía este correo...

Dear Boys | DETENIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora