En tu mirada

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El olor a suciedad y putrefacción era intenso, él no solía ser del tipo recurrente en lugares así, pero de un tiempo en adelante, eso había cambiado, todo por ella.

-Prometo no decir nada, no me volverás a ver, ni ella- dijo suplicante aquella víctima.

Él se limitó a simplemente negar con la cabeza, y por la mirada en esos ojos, se pudo dar cuenta de que estaba sonriendo.

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Despierto sudada, y veo que la ventana la había dejado cerrada, volteando los ojos cansada, me paro a abrirla, cuando un mareo gigante, me hace regresar a mi cama.

Empiezo a atar todos los cabos: 

El medio año que Jane faltó a la escuela, todos sabíamos que fue por su operación de ojos, y todos lo sabemos al ser la más popular,  pero yo sé un poco más al haber pasado por eso. 

Después de eso es cuando volvió extraña, cambiada, sigo trabajando en encontrar qué fue.

Y así como llega ese momento de lucidez, vuelvo a caer rendida.

A la mañana siguiente que me despierto, veo que mi familia ya está en la mesa.

-Buenos días- susurro apenas susceptible.

-Buenos días- me sonríe mi papá.

-Hasta que despiertas- dice mi mamá.

La relación entre mi mamá y yo, es complicada, no es mala, pero es extraña.

-Siéntate- dice Catriel, mi hermanastro, mirándome y señalando la silla a un lado de él.

Yo sólo asiento, tensa.

-¿Cómo está Grake?- pregunta mi mamá, lo ama, siempre ha pensado que hay algo entre nosotros.

-Bien, anda flechado por una niña nueva- contesto yo, para que deje de crear ideas en su cabeza.

Ella sólo sonríe, sabiendo que me lo acabo de inventar, y yo sonrío al ser cachada.

-Iremos a la empresa tu madre y yo, te quedarás con tu hermano, ya sabemos que estás grande, así que si vas a salir, nos avisas, ¿ok?- dice mi papá después de un rato comiendo en silencio.

-¿Hoy, sábado, también irán?- mi estómago se remueve de sólo pensar en quedarme con él.

-Ya sabes cómo es esto- dice mi mamá.

-Saldré, mejor les aviso desde ahorita- doy mi mejor sonrisa incómoda.

Siento como Catriel se tensa.

-¿Saldrás con Grake?- pregunta mirándome serio.

-Sí- es lo único que respondo- Con permiso- digo mientras me paro y voy hacia mi cuarto.

Cuando ya subí los escalones, siento como alguien jala mi brazo.

-No vas a salir hoy, princesa- me dice el rubio.

-Pues a mí me parece que sí, príncipe- sonrío irónicamente mientras me quito de su agarre.

- No quiero que hables con él, ya sabes.

-Y tú ya sabes que me trae muy sin cuidado lo que quieras- reúno todo el coraje que tengo para decirlo.

-Te estás volviendo muy valiente, pero recuerda que no por siempre vas a tener gente que te cuide- dice mientras oímos a nuestros padres subiendo para despedirse.