Liam Besatthet

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Asombroso.

Fácilmente esa palabra podría describirlo.

Hermoso.

Sexy.

Inteligente.

Varonil.

Perfecto.

Tristemente, nunca fui diferente al resto, me parecían lindos los chicos que a tod@s le parecían lindos, y me gustaba el maquillaje y todos los colores, amaba a One Direction (pero hello, ¡¿quién no?!). Sin embargo nunca agradecí más tener gustos comunes, porque entonces no habría visto lo que el resto no vio.

Siempre hay un tipo que se cae de bueno en cada instituto, ya saben, por al que todas se les cae la baba. En el nuestro era "Liam Besatthet".

O

♡♡♡L'B♡♡ (como yo lo tenía anotado por lo menos unas 100 veces en mi libreta de inglés, en las últimas páginas).

Recuerdo la primera vez que lo miré, estaba entrando a la escuela; solía ser un chico para nada trabajado, delgado y cabello largo, venía con dos cómics bajo su brazo y un par de lentes gruesos. Eso lo hacía aún más adorable, pero muy retraído, tirándole a raro. No tenía amigos pero estaban sus primos, dos chicos fornidos y estúpidos, pero agradables, con los cuales se juntaba a diario, así, su cambio enorme.

Igual de retraído, pero menos raro, socializaba, y podía jurar que hasta lo había visto coquetear. El punto era que ya era normal.

O así parecía.

Hasta ese día que lo empecé a notar.

Cuando empecé a notar cómo la veía, cómo la miraba. Lo noté desde aquel primer día que él se la topó cara a cara.

Sus ojos eran demasiado intensos, atentos y llenos de vida, nunca lo había visto así, y yo siempre estaba atenta, a él, principalmente.
Yo lo miraba y nadie me notaba, pero no había problema, eso me facilitaba todo. No era su stalker, era mi amor platónico, como el que cualquier persona tiene en la escuela, que lo mira y suspira.
Sólo que yo ya no suspiraba, porque algo dentro de mí me decía que algo estaba mal en él, muy mal. Y que yo tenía que protegerla, a esa pequeña chica que estaba en su mira.

Desde ahí declaré mi objetivo único, desplazando los académicos y románticos (inexistentes) por igual:

Protegerla sin importar qué.

Y aquí es donde inicia todo.

Hasta aquí, anónimo.

-@

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