Capítulo 5

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Su semana había transcurrido sin demasiados preámbulos como solía suceder, estar en casa con su familia, revisar documentos, asistir a reuniones y debatir asuntos importantes para la gestión de la ciudad eran parte de un día cualquiera, sin embargo, unos días antes del cumpleaños de su hijo menor, recibió una llamada de la embajada de Grecia, en la que le pedían presentarse para una reunión con la reina Diana, una Alfa, para discutir sobre los tratados comerciales que le había propuesto meses atrás.

Por lo que, pese a la ocasión, debió partir de inmediato hacia la ciudad de Themyscira, donde después de un par de días lograron llegar a un acuerdo satisfactorio y benéfico para ambas partes.

Y fue ahí, cuando estaba alistando todo para regresar a su hogar, que un mapa en el centro de la gran residencia de la Alfa, llamo su atención, en donde una zona estaba delimitada del resto con una línea roja y teñida de color gris.

La ciudad de Dabad.

Un lugar del que no recordaba haber escuchado antes, así que, guiado por su curiosidad, le cuestiono a Diana Prince sobre el lugar.

De acuerdo a Prince, Dabad, era una zona empobrecida y marginada fuera de los territorios de Themyscira, ubicada justo en el punto medio con su nación vecina, Thanagar, la ciudad era básicamente pequeña, pero estaba rodeada por varios kilómetros de desierto de temperaturas abrazadoras, su tasa de crimen era una de los más elevadas al igual que su mortalidad, debido a las condiciones climáticas y la escases de alimento.

Su tierra árida e infértil, la hacía inservible para el cultivo y por ende poco atractiva a los ojos de cualquier país, razón misma por la que nadie deseaba tomar control sobre la ciudad, haciéndola carecer de leyes y estabilidad.

Sin autoridades de ningún tipo, la ciudad paso a ser una zona de conflicto llena de crimen, empeorando con ello la percepción que las demás naciones tenían hacia ella, negándole así cualquier intervención de ayuda agrícola o económica.

Un círculo vicioso que parecía no tener final.

Y lo peor es que a nadie parecía importarle, algo que sin duda molesto al actual rey de Krypton.

Ciertamente, el panorama no era agradable, pero eso no era excusa para simplemente girar la vista a otro lado. En ese lugar yacían personas que a pesar de las circunstancias luchaban para sobrevivir, las personas allí aún no se rendían, esa ya era una razón para querer ayudar más allá del de obtener algún beneficio propio.

Por lo que luego de pensarlo profundamente, decidió hacer una pequeña visita a la ciudad de Dabad y ver con sus propios ojos lo que yacía allí.

Pero cuando llego quedo desconcertado, ciertamente la ciudad lucía un poco lúgubre, pero las personas transitaban las calles con normalidad, había mercaderes en diferentes esquinas, e incluso niños correteando alrededor, nada lucia como Diana le había dicho.

Quizás su situación fue desfavorable en el pasado, pero ahora lucia que todo estaba mejor, eso le aliviaba.

Apenas las personas repararon en su presencia, gracias al gran símbolo de su familia en sus ropajes y en el anillo dorado en su diestra, comenzaron a acercarse a él con emoción y alegría, pero su guardia personal les impidió aproximarse demasiado pese a que les insistió desistir de su acción, y pidiéndoles amablemente le llevaran con la persona representante de la ciudad se dirigieron hacia una zona un poco más elegante, en la región central, donde residia su regidor, el Alfa Oswald Cobblepot,

Un hombre regordete y de baja estatura, algo sumamente inusual en Alfas al igual que su puntiaguda nariz, que vestía de esmoquin, un sombrero de copa a juego y un monóculo en su ojo izquierdo, quien fascinado con su visita le invito amablemente a quedarse al menos hasta el día siguiente.

Déjame AmarteWhere stories live. Discover now