Capitulo 10

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Cesar salió de casa de Victoria con el corazón en un puño. Por qué su amor estaba condenado a tantos altibajos? Por qué se conocieron a destiempo? Por qué se enamoraron a pesar de los obstáculos? Serian  algún día completamente felices? 


El no quería irse, prefería quedarse y enfrentar los problemas pero entendía que en esos momentos Victoria no quisiera verlo, la forma tan despectiva que Vivian refirió en su mensaje debió haberle pisoteado su autoestima.
Quien quiere nombrarse el otro sabiendose amado por esa persona aunque en el fondo sepas que es ajeno? 
Cuando llegara a su casa  debía prepararse entonces para la batalla de reproches que Vivian le plantearía. Hasta cuando sería capaz de soportar esta situación? Todo el mundo tiene límites en la vida y él se consideraba una persona con mucha paciencia, el problema de la paciencia es que llega un momento que se acaba y ahí es que se complica las situación.


En otro plano se encontraba Victoria en parecida situación, con tantos sentimientos encontrados que no sabría como definirlos y reagruparlos.  De que amaba a César tenía total seguridad. La certeza de que lo amaría por el resto de su vida, la asumió a cabalidad hace tiempo ya, lo que ahora le atormentaba era saber cómo enfrentar los acontecimientos que venían asomándose en su relación.  Si Vivian finalmente como venganza ventilase al mundo la traición de César, más de una persona se vería afectada, y lo que la prensa pudiese pensar de ella no le importaba tanto como lo que pudiera afectarle esa verdad a su familia, a sus hijos principalmente, a esos dos pequeños que ninguna culpa tienen que su madre se hubiese enamorado de otro hombre estando aún casada con su padre.  Algo que comenzó quizás como una simple atracción se había descontrolado a tal punto que podía catalogarlo como el gran amor de su vida con a

bsoluta certeza.

Cuando dos personas están destinadas a compartirse en el amor y no la amistad, no importa las maneras en que lo disfracen, no bastan las miradas a medio pestañar, las sonrisas disfrazadas, el brillo que se intenta opacar al hablar de esa persona, cuando es amor y no amistad, ni admiración o respeto, no bastan las innumerables razones que se tengan para esconderlo, él es un niño mimado y voluntarioso que siempre se quiere salir con la suya, poniéndonos en la difícil situación de no poder disfrazar más lo que con el alma queremos gritar. 

Por esa noche ella no quería más lastimarse con ese dolor, el mismo que la atormenta desde tanto tiempo atrás, prefiero bloquear sus angustias, sumergirse en el sueño y al día siguiente analizar con pensamiento lógico si merecía la pena tantos sufrimientos a cambios de efímeros instantes de una felicidad a medias. 


Por su parte Cesar no correría con la misma situación, a él aun le esperaba una batalla más a librar, la del reproche, el despecho, los celos y la furia de una mujer herida en su amor propio, no ha de ser fácil saberse reemplazada en el corazón de su esposo por una mujer que en términos de catalogación sentimental no pasa a ser más que la amante... pero para Cesar era simplemente la mujer de su vida.  Llegó a casa y todo lo esperó en el mas sepulcral silencio, casi tenebroso el ambiente, se adentró a su recámara y se encontró la viva imagen de la furia contenida.
Vivian en pie de guerra, en el centro de la habitación, con la lengua afilada, los ojos furiosos para hacerle reclamar a César todo lo que tenía atragantado en el pecho. 


Cesar: Se puede saber qué Diablos te pasa? Por qué esa urgencia de hacerme buscar? Que pasó ahora Vivian? 

Amor InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora