Capitulo 12

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Cuando el amor llega a la vida de una persona, todo lo demás se transforma. De repente, nos encontramos dichosos, constantemente excitados por pasar más tiempo al lado de esa persona, y tenemos la sensación de que nada puede empañar esa felicidad. Es como una clase de locura que no tiene remedio.  Pero el amor es más frenético y alocado cuando es prohibido, y es que si a la sensación de felicidad le añadimos otra tan fuerte como la adrenalina de lo prohibido, da lugar a todo un abanico de sensaciones.  Esa persona con la que te ves adquiere un enorme poder y para Cesar y para Victoria esa regla de seducción tiene total concordancia con sus sentimientos, ya que por verse ponen en peligro toda su vida, su familia, su estabilidad y hasta su reputación pero es que se sienten condenados a arriesgarse en total magnitud porque para ellos hay muy poco o nada que hacer contra el amor y el deseo que comparten.
Ellos saben que son amantes y que disfrutan de un placer prohibido pero también inevitable.

Ajenos a todo a su alrededor ellos continúan en su nebulosa, cada uno se lleva consigo, los besos compartidos, las caricias regaladas, las palabras susurradas, ese sin fin de sensaciones que solo ellos producen cuando están juntos, esa magia que recrean en cada instante de pasión que comparten. 


... En otro lugar no muy lejano a donde ellos instantes antes se habían amado, una mujer de gafas negras aguardaba la llegada de alguien q quien a partir de este instante la confirmación de sus sospechas vendrían a desestabilizarle sus planes. 


XX: (Acercándose a la mesa donde sabía que lo aguardaban) Quien es usted y que quiere de mí? 

XX: Pero por Dios!!! Que pocos modales tienen algunas personas, no hay necesidad de tanta agresividad. 

XX: No estoy para jueguitos, me sacó de una reunión importante no tengo tiempo para saludar a una persona que ni se ha tomado el trabajo de presentarse.

XX: Primero siéntese (ve como el otro después de rehusarse finalmente toma asiento a su frente) Ahora sí, no me gusta ser el centro de atención y ya todos miraban para nuestra mesa. 

XX: Eso me importa muy poco, ya dígame de una vez quien es y que quiere 

XX: (En ese preciso instante el mesero entra pidiendo la orden y una vez tomada al retirarse una de las partes implicadas se retira las gafas oscuras dejando al otro implicado un poco confundido) No me reconoce? Ya sé que nos hemos visto en contadas ocasiones pero como yo sé de su existencia usted debe conocer la mía. 

XX: No recuerdo su nombre perdone pero es la esposa de Évora, no es cierto? 

XX: Efectivamente Omar, Soy Vivian la esposa de Cesar Évora, el gran amigo de su esposa (esto último lo dice sarcásticamente) Pero mejor tratémonos de tu, no crees? 

Omar: Como gustes. Y que es eso que tienes que hablar conmigo? No entiendo sinceramente que hacemos aquí? 

Vivian: De verdad que no lo sospechas? Cuál es el único tema que tenemos en común nosotros? 

Omar: Vivian a mi no me gustan los rodeos, dime claramente que es eso que tienes que contarme. Evidentemente es sobre Évora y mi esposa porque no le encuentro otra explicación. 

Vivian: Así mismo. Es sobre ellos que quiero hablarte, sobre su amistad y su cercanía 
Omar: Mira Vivian si tú también crees que entre ellos hay una relación que va más allá de la amistad desde ya te digo que no pierdas tu tiempo, yo ya lo sospechaba desde hace mucho. 

Amor InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora