Notas: cómo están chiquillees!! Lo prometido es deuda y, finalmente, he traído a la luz el fic omegaverse de nuestra pareja favorita, Ángelo Sagal y Paulo Dybala! Tengo planeado que esta historia sea cortita, a lo más unos 5 ó 6 capítulos, porque quiero seguir hiper enfocada en A Primera Vista, pero igual me mueve demasiado la idea de un Paulo omega y un Ángelo alfa así que me saqué las ganas y planeé esta cosita. Van a seguir habiendo historia de Sabala en otros universos y probablemente otros omegaverse también, así que primero quise probar con esta historia super sencilla para ver cómo le va. Les cuento que, aunque la pareja principal es obviamente Sabala, también va a haber harto de Arturo y James jaja, que sé que quedó gustando en A Primera vista.
Pucha, les quiero dedicar esta historia a todas y todos los lectores de A Primera Vista, a todas las chiquillas que la comentan siempre porque son las mejores y me dan demasiado ánimo para seguir con los trabajos de esta parejita tan crack jaja Las etiquetaría, pero Wattpad me odia y no me deja hacerlo :( De todas formas, un millón de gracias!!
Ahora sí, disfruten!!!
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Arturo era insistente, lo había sido desde que llegó a la Juventus y Paulo no esperaba descubrir menos de él durante ese día. Lo miraba con fijeza, intimidando no solo con su porte y sus tatuajes y su pelo y sus feromonas; alfa por todos lados, Arturo no tenía problemas en hacerlo notar ni Paulo en aceptarlo estoicamente, casi sintiéndose inmune a sus provocaciones. La resignación en él no había tardado en aparecer luego de temporada tras temporada intentando probarle a sus compañeros que ser capaz de parir no le hacía inferior en la cancha y lidiar con alfas como Arturo era una virtud que se había inculcado a él mismo a punta de triunfos. Sin embargo, esa tarde Arturo no tenía intención de molestarle como de costumbre y sus ojos, pegados en los de él con insistencia, no buscaban intimidarle más. Paulo lo notó cuando le rodeó el cuello con un brazo y lo empujó a caminar juntos hacia los estacionamientos. Rodrigo, que se había quedado mirando detrás de él, se burlaba indiscreto de su mala suerte.
— ¿Y vo' creíste que me iba a olvidar de ti, quiricocho? No po, Paulito, si el equipo es el equipo. —después su risa, la risa de siempre de Arturo. Paulo lo observó de vuelta, callado y serio, hasta que no pudo esconder su sonrisa por más tiempo.
— ¿Y qué significa eso? ¿Qué yo también estoy invitado a tu cumpleaños? —le contestó con burla. Arturo y él no eran íntimos, pero eran compañeros difíciles de separar. Química en la cancha, química fuera, si Arturo no fuera un alfa tan impulsivo y poco ubicado, Paulo estaba seguro de que podrían haber sido grandes amigos. — Porque se lo dijiste a todos los pibes cuando yo estaba hablando con el Mister. Te encontraste una manera bárbara de hacerme a un lado, eh.
— No seai rencoroso po, hueón —insistió Arturo y Paulo miró hacia arriba, ya medio incómodo con el olor de Arturo revoloteando por tanto tiempo y tan cerca— Si mira, yo sé que no nos llevamos la raja, pero tampoco te tengo mala po, hueón y más vale tarde que nunca, ¿o no? Así que obvio que vo' también tení que ir po, Paulo. Aprovechamos de celebrar el triunfo, ¿ah? El domingo, tranquilos, en mi casa, a la nochecita. Una hueá super piola, te juro, con la pura familia y los amigos.
Paulo no fue prudente al reírse, pensando con sorna, ¿vos? ¿en algo discreto? No quiso decirlo en voz alta de todas maneras, pero se lo hizo saber con la carita que le puso cuando sus miradas volvieron a encontrarse.
— ¿Una cosita "piola" implica invitar a todo el equipo?
— ¿Cuántos de esos hueones creí que van a ir en verdad? —Paulo estuvo de acuerdo con la pregunta— La hueá es invitar porque es el equipo no más.
— Bueno, ojalá que vayan varios para que tu fiesta no esté tan sola.
— Oye, el James igual quiere verte. ¿Hace cuánto que no se juntan?
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Tabula Rasa | Paulo Dybala & Ángelo Sagal [Sabala] | Omegaverse
RomanceA los omegas en el fútbol no se les perdona nada y Paulo había aprendido eso a la manera difícil. 3 años después, sin embargo, él seguía sin estar listo para el reencuentro con el alfa que le había cambiado la vida para siempre.