Me acosté e ignoré a Daniel, como si no existiera. Minutos mas tarde, después de avisar por el parlante, cerraron las celdas y apagaron las luces.
Daniel seguía con luz de al lado de su cama prendida. Estaba leyendo un libro y leer con la poca luz que entraba por la ventana le haría mal a la vista.
—¿No te vas a dormir? — le pregunté sacándome mi uniforme, sólo dejando mi pantalón que por suerte no era de jean y mi remera azul.
—Si, pero en un ratito, quiero terminar el capítulo de este libro
—Todo el tiempo que estuviste en la cárcel no leíste una mierda, ¿Por qué lo haces ahora?
—Ya me cansé de que mi mamá siempre me pregunte lo mismo y se angustie por que estoy acá adentro, así que estoy leyendo un libro sobre un tema que le gusta, es para que podamos hablar de algo mas
—Ahh.. — fue lo único que llegué a pronunciar —, ¿Qué vas a hacer cuando salgas?
—Voy a vivir un tiempo con mi familia, hasta que consiga un trabajo y pueda pagarme un departamento — respondió haciendo una mueca.
No quise indagar mas en eso, así que cambie de tema.
—Si te llaman para actuar en algún lugar, ¿Vas a ir? — pregunté sabiendo que los llamarían probablemente mañana o pasado.
—Supongo que si
Los presos si quieren pueden formar parte de una especie de obra de teatro que ensayan los días lunes, miércoles y jueves. Una vez por mes llaman a un grupo de presos para ir a presentar la pequeña obra, normalmente van a geriátricos.
—Bueno, buenas noches Ribba
—Chau — fue lo único que me respondió.
Cerré mis ojos completamente y estuve así unos minutos. Cada tanto los entreabría pero Daniel no hacía nada, sólo leí.
Los mantuve entreabiertos cuando escuché un pequeño ruido. Ribba dejó el libro junto con la luz que tenía al lado de la cama. Apagó la luz y se acostó.
No hizo nada extraño.
Cuando pasó media hora y Daniel ni se movió, decidí dormirme.
(...)
Me desperté por el resto de policías despertándonos y avisando que en diez minutos nos querían en el comedor.
Realmente era molesto despertarse así.
Me levanté y rápidamente me puse mi uniforme.
Vi que Daniel no se había despertado, así que lo hice yo.
Cuando ya estuvo despierto yo me fui a hablar con la directora.
—Manucho — dije saludando a mi compañero al cruzarlo por los pasillos.
—Oliva — me respondió el saludo.
Seguí con mi camino y llegué al despacho de la directora. Me dejó pasar y le conté lo que había pasado con Ribba.
—¿No notaste ningún comportamiento extraño?
—No, todo normal. Se quedó leyendo un rato y después se durmió. Durante la noche no se escuchó ni un ruido.
—Perfecto. Gracias por aceptar haber hecho este trabajo. Claramente a Ribba lo vamos a tener bastante en observación y considerando que vos sos el que tiene mas "confianza" con él, por así decirlo, puede que te necesitemos para mas trabajos con Daniel.
Asentí y ella volvió a hablar.
—Andate a tu casa, volve acá a las diez de la noche, te toca hacer guardia nocturno, descansa bien.
Volví a asentir y salí de su despacho.
(...)
Pase un momento muy lindo estando en mi casa, pero tuve que volver a la cárcel.
Al llegar me informaron los presos que irían al geriátrico mañana a la mañana pero me dijeron a no me tocaba ir.
La directora se fue a las once y media, hora donde se apagan las luces y se cierran las celdas.
Mi turno era hasta las cuatro de la mañana, después si quería podía irme o quedarme por ahí.
Estuve vigilando por todos lados, pero en especial la celda de Daniel. Por lo que vi hizo lo mismo que ayer, sólo que ahora se durmió con el libro entre sus manos.
Sentí la necesidad de acomodarlo para que duerma bien, así sin que me vean logré entrar rápidamente a su celda.
Saqué el libro de sus manos y lo cerré poniéndolo en la pequeña mesita que tenía al lado. Apagué la luz y le dejé un beso en la frente.
No sabía que me pasaba últimamente con Daniel, pero sentía la necesidad de querer cuidarlo y mimarlo toda la vida.
Antes de salir de su celda acaricié su pelo.
Cuando salí me encontré con Manuel, a él también le tocaba turno nocturno.
—¿Qué hacías en la celda de Daniel? — me preguntó. Me quedé callado, así que él volvió a hablar —, no digo nada, soy una tumba, pero tene cuidado
Asentí y le hice una pregunta.
—¿Palacios sigue en aislamiento?
—Si, sólo lo sacaron para las comidas — me respondió. Yo asentí y seguí patrullando.
Mire la hora en mi reloj, 01:20.
Esta noche iba a ser larga.
Acá tienen su capítulo rancio.
De paso vayan a leer mi ultima historia de wos, "Callado".