Capítulo 2: Un Recuerdo Y Una Lagrima

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Bakersfield, California.

Calvin Davis, introvertido adolescente de 17 años, alumno ejemplar de su escuela, siempre con las mejores notas, futuro doctor. Hoy debería ser un simple día de rutina para él, se levanta, toma desayuno junto a sus padres y se marcha caminando a la escuela.

Charles Miller, más conocido como Chuck, es un joven de 17 años, flojo, extrovertido, impulsivo, estudiar no es lo suyo. Hoy también debería ser un día de rutina, se levanta del sofa, se sirve cereales en un plato y va al refrigerador a revisar si queda leche, por desgracia esta vez no hay. Decepcionado se marcha a la escuela sin desayunar.

Calvin nunca deja de usar su cabeza, mientras camina hacia la escuela recuerda una y otra vez, fórmulas, números y todo lo que él considera que no se debe olvidar.
Chuck mientras va hacia la escuela, se detiene por un momento para sacar un papelillo y enrollar un porro de marihuana, solo hay una cosa en su mente, aburrimiento. Al retomar su camino observa que por la vereda del frente está su compañero de clase, Calvin Davis. No lo piensa dos veces y cruza la calle sin mirar, a causa de esto un auto frena en seco.
- Conductor: ¡que haces imbecil!
Chuck sigue su camino sin dar importancia a lo sucedido, estaba concentrado en su víctima.
Calvin por otro lado estaba caminando inmerso en sus pensamientos, pero veía claramente por donde iba. Al igual que todos los días, tomará el camino más corto para llegar a tiempo, esto significa que irá por una zona no pavimentada por la cual no pasa ni Dios.
Chuck por su parte estaba dispuesto a robarle el dinero del almuerzo, necesitaba comer algo y el dinero a él no le llueve del cielo.
Una vez asegurado de que nadie los veía, corre hacia Calvin, quien no se había percatado de la presencia de Chuck.
- ¡Ey! Pero si es ni más ni menos que Calvin cerebrito Davis, ¿Que haces en un lugar como este? (le dice mientras le rodea el cuello con su brazo)
Calvin lo mira nervioso
- Chuck: oh vamos, no te asustes, ya conoces la rutina, esto es como en la escuela solo que esta vez estamos al aire libre... Tú me das el dinero y yo te dejo en paz.
- Calvin: Lo siento... hoy no hay dinero (le decía mientras bajaba la mirada y se ponía con una expresión más deprimida)
- Chuck: Muy bien (lanza a Calvin al piso y lo patea en el estómago) dejame comprobar si lo que dices es cierto (le revisa la mochila y luego los bolsillos pero no encuentra nada) vaya... Parece que decías la verdad, creo hoy me levanté con el pie izquierdo... Bueno como sea, si no te apuras llegarás tarde, adiós idiota. (se marcha hacia la escuela)
Calvin quién seguía en el piso empezó a sentir como se le apretaba la garganta... Comenzó a sentir como las lágrimas bajaban por sus ojos, todo debido a un sentimiento que estaba escondido en lo más profundo de su corazón, un sentimiento incomodo producido no por el golpe que le habían dado, sino más bien por algo que había estado incomodandole en las últimas semanas, algo que provenía desde su hogar.



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