Cliché: préstamo francés que se refiere a una frase, expresión, acción o idea, que ha sido usada en exceso; hasta tal punto que pierde la fuerza o novedad pretendida, especialmente si en un principio fue considerada notoriamente poderosa o innovadora.
Vamos, lo que en español llamaríamos tópico o esteriotipo.
¡Ah! Los estereotipos, los estereotipos... ¿Hay algo hoy en día que no comulgue de ellos? Sobre todo si se trata de un conjunto de hojas de papel escritas y encuadernadas, que llevan puesta la etiqueta juvenil en la portada, junto al sello característico de Best-Seller.
A veces he tenido la sensación (también catalogada con un término francés, sí, el déjà vu) de estar leyendo lo mismo; hasta que finalmente he caído en la cuenta de que sólo se trataba de otro cliché más. Son tantos que me han dado lugar a reunirlos incluso por subgéneros.
Comencemos, pues, a hablar de los tópicos de la novela fantástica.
1. Situación inicial: la mudanza.
Por norma general tendremos a una protagonista, la cual se caracterizará por ser el modelo estándar de joven americana, algo sosilla y con pocos amigos. Las opciones de amigos son reducidas: oscilan entre la irritante amiga mortal que cree saberlo todo y el mejor amigo mono y adorable que puede incluirse como tercero en discordia, creando ese triángulo amoroso que aporta más contenido mojabragas a la historia.
Dicha protagonista se verá afectada por una mudanza (lo cual es un trauma para toda adolescente): o bien será su familia la que se mudará a un pueblo perdido de la mano de Dios, a una casa antigua y romántica que luego resultará encantada; o será el futuro interés amoroso de nuestra protagonista X el que irrumpirá en el pueblo perdido de la mano de Dios, todo envuelto en un halo de misterio.
También podemos incluir la variante A, en la cual la protagonista se muda a un internado o un campamento macabro, lleno de gente fantástica- en el más literal sentido de la palabra-. Esto ya queda a elección del autor.
2. El interés amoroso: punto clave de la novela.
Descripción física: sexy como para quitar el hipo, con rasgos muy masculinos y mirada penetrante; además de oscuro, y no sólo porque vaya vestido como una viuda, con camisetas y pantalones ajustados en negro que resaltan sus cualidades: también hay que incluirle algún punto de misterio, algún secreto que desquicie a la protagonista y a las hormonadas lectoras.
Respecto al carácter, es sumamente importante que sea sarcástico e irónico hasta la médula. De estos chicos malos que nos derriten el corazoncito febril a las chicas jóvenes (y no tan jóvenes). Además, debe dejar cortada a la protagonista cada dos por tres, en una de estas situaciones en las cuales ella lo maldice pero de puertas para adentro está pensando en quitarle los pantalones.
3. Evolución de la relación.
Protagonista X tratará de huir a toda costa del chico misterioso, porque, bueno, la aterra y exaspera hasta decir basta; pero en realidad tendrá sueños subidos de tono con él (¡Seamos sinceros! Está muy bueno). Sin embargo, esto no será tarea fácil puesto que por algún inexplicable motivo, el malote misterioso la perseguirá a todas partes, pareciendo incluso interesado en ella. Menos mal que la chica se suponía más básica que la tabla del 1, ¿eh?
4. Evolución de la historia al margen de los problemas de clítoris de la protagonista.
Van sucediendo cosas extrañas en la vida de nuestra protagonista: sus poderes mágicos o los de gente cercana a ella se van desarrollando, se le aparecen vampiros y hombres lobos como la vecina cotilla del quinto que oye pasos en la escalera... Lo que sea.
De este modo, nuestra protagonista se empieza a sugestionar y piensa que las culpas son del malote buenorro que, cómo no, está metido en la refriega.
(Pequeño paréntesis: si durante esta parte ocurre algo a los familiares o amigos de la protagonista referente a la nueva naturaleza mágica de ésta, mejor. Aporta una buena dosis de dramatismo telenovelero a la historia y más ebullición de hormonas.)
También para este punto deben haber desaparecido los progenitores de la protagonista: se han ido de viaje, han muerto o, directamente, nunca existieron dentro de nuestra historia. No hay modo de ir a salvar al mundo con una madre dando el coñazo para que cojas una chaquetita, que resfresca.
5. Coincidencias de la vida.
¡Vaya! Así que al final la protagonista, su proyecto de novio o ambos son seres mágicos. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que una maldición o un ente maligno se cierne sobre el Universo y sólo ellos podrán arreglarlo, debido a que son seres esenciales para la existencia del cosmos.
Qué sorpresas da la vida, oiga. Ya decía yo que la muchacha era demasiado corriente para protagonizar un libro juvenil.
6. Los compañeros mágicos.
Entre refregón y refregón, nuestra pareja estrella irá conociendo a una ristra de pintorescos personajes mágicos, los cuales se incluyen para ayudarles a salvar al Mundo y porque resultan más interesantes que nuestro dúo romántico.
7. El paso decisivo: la guerra mágica.
¡Sorpresa! Resulta que nuestra protagonista lleva una media de dieciséis años engañada: en este punto las versiones varían entre que es adoptada o que sus padres le han mentido toda la vida. Protagonista X, en efecto, va a ser alguien grande.
Con la ayuda de los nuevos amigos mágicos y su interés amoroso, nuestra protagonista derrotará al Señor del Mal (apunte: que ella tenga un papel fundamental en esta parte).
Y así, es como una mojigata que hace quinientas páginas se creía corriente, derrota al Todopoderoso e Invencible Señor del Mal.
Próximamente: tópicos en la novela distópica. Les esperamos.
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Típico, tópico, túpico
RandomUn día, cansada de leer siempre la misma historia con portadas diferentes, decidí revelarme contra la monotonía en la literatura juvenil. Y así fue como acabé aquí.