=>Destinados<=
Jotaro solo podía ver al hierofante quien solo comía cerezas las cual siempre les daban los mortales como tributo.
-bueno él es su destino sr. Jotaro
Dijo Caesar mientras se iba, Jotaro estaba confundido
<<Pero el no es una bella doncella>>
Pensó Jotaro
Jotaro observaba a Kakyoin a manera de espionaje, por una parte le daba curiosidad saber si encajaba con la descripción. Kakyoin se quito su manto y corona pues le provocaban algo de calor, dejando expuesta una cabellera rojiza cual cereza que hacían ver sus iris violetas un poco mas profundos.En eso sus miradas se cruzaron exponiendo a la estrella.
- Sr. Estrella XVII ¿sucede algo?
- emm.... No nada
- no te quedes ahí, si quieres puedes acompañarme
- hierofante puedes decirme por mi nombre.. Jotaro
- y tú podrías decirme por el mío... Noriaki
El joven de la carta astral 17 se acercó al hierofante quien por cortesía le ofreció cerezas, Jotaro declinó oferta.
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Pasaron la tarde hablando de gustos y el desempeño que tenían en sus roles cartas astrales. Jotaro confirmaba que la descripción de Holly era cierta. Noriaki era cálido con sus palabras y hacia sentir a Jotaro completo.
Todo pudo haber sido hermoso si no fuera por qué una rara fuerza del templo XIII y XV comenzó amenazar la tranquilidad de aquel reino.
Las trompetas empezaron a sonar haciendo que la estrella y el hierofante salieron corriendo a ver lo que pasaba.
Monstruos de hielo y sombras atacaban a las demás cartas.
Nadie sabía como esos monstruos habían salido del limbo y las tinieblas del calabozo.
En un descuido de Jotaro en palea el iba a ser atravesado por una estaca de hielo pero Noriaki se interpuso, recibiendo todo el impacto.
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Tras una batalla ardua los monstruos regresaron al limbo.
Muchas de las cartas astrales terminaron mal heridas y otras muertas.Uno de ellos fue Noriaki quien murió salvando a Jotaro. El se sentía culpable, pues creía que Noriaki no debió morir asi.
Aun cuando fueran dioses ellos s podían morir en batalla o de edad (miles de años).
Jotaro miraba el cuerpo inerte del cabellos cereza, no dejo las cosas así por lo que les pidió a los de la capilla del Zodiaco Tauro que le construyeran un féretro de oro con adornos de rubíes y esmeraldas.
Y así lo hicieron, con una cubierta de cristal; Jotaro con suma delicadeza recostó el cuerpo del hierofante y le cubrió con un manto hecho de estrellas y constelaciones.
Jotaro ponía flores en aquel féretro, día tras día y el pasar del tiempo hasta que Jotaro falleció de edad sin haberse enamorado de otra persona mas que del hierofante.
Fin del capítulo 3