Stars Over Me [JJK] COMPLETA

29. Te necesito

TaeRi terminó arrepintiéndose como siempre, no llegó a ir donde el psicólogo, simplemente fue al trabajo, una parte de ella quería hacerse la valiente mientras que la otra parte le decía que tuviera cuidado, se sentía entre la espada y la pared, era difícil pedir ayuda cuando se está tan sola. La castaña estaba frente al edificio donde trabajaba, la editorial tenía sus puertas abiertas y ella no quería entrar, tenía náuseas por el miedo. Pensó en ir a casa, considerar mejor la idea de tomarse unos días libres sin importar que estuviera reincorporándose de sus vacaciones de invierno. Su celular vibró con un mensaje, al tomarlo lo leyó.

JungKook:
Noona, déjame explicarte lo que sucedió. Por favor, llámame.

La voz interna de la chica le decía lo tonta e injusta que fue enojándose con él cuando JungKook no conocía el rostro de aquel chico que la maltrató por un año. Caminó por la acera sintiendo frío, se sentía realmente sola. Envió un mensaje en respuesta a ese texto.

En menos de una hora, un taxi familiar se detuvo frente a ella recogiéndola. TaeRi entró colocándose el cinturón, ninguno de los dos dijo nada, JungKook condujo en silencio, sus manos se aferraban más de lo normal al volante, se detuvo junto la acera al alejarse de la editorial, a sus alrededores habían tiendas o edificios, las personas caminaban abrigándose lo más que podían. El chico respiró profundo y abrió la boca para decir algo, pero TaeRi se adelantó, su mirada estaba puesta al frente, sus ojos contenían las lágrimas.

— ¿Él...estuvo sentado aquí o...atrás? —susurró con voz temblorosa.

Las manos de JungKook se aferraron más al volante. Tuvo tan cerca al imbécil y no lo supo.

— Atrás—respondió, pensó unos minutos antes de decir lo siguiente—Vio una foto...—TaeRi cerró sus ojos y sus manos temblaron. JungKook lo notó, tomó una de ellas apretándola con fuerza—Él dijo que venía de Nueva York, que venía a visitar a su novia, supongo que se vio con RyuJin—y añadió—Te juro que no sabía...

— Lo siento, lo siento, yo...—TaeRi apoyó sus codos en sus piernas y colocó sus manos en su cabeza. Ella estaba temblando más, parecía tener una crisis de nervios—Sé que no podías saberlo, pero estoy tan paranoica que mi mente me decía que eras un mentiroso, lo siento.

El pelinegro sufría viéndola así y sufría el doble al recordar que lo tuvo tan cerca por un momento. Acercó a TaeRi a él abrazándola, ella ocultó su rostro en su cuello sin dejar de temblar. JungKook debía conseguir a ese imbécil.

Por ese momento no tenía cabeza para nada más.

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En aquel cuarto del chico sólo estaban ellos dos. JungKook la había llevado a casa aprovechando que su hermana estaba en el trabajo hasta la noche, apenas era mediodía. TaeRi y JungKook estaban cubiertos con las sábanas simplemente teniendo la compañía del otro, TaeRi era abrazada por el chico, sentía su respiración en su cuello y eso la calmaba de sobremanera, su mano estaba entrelazada con la del chico, una lágrima silenciosa cayó de su ojo deslizándose por su tabique.

— Intenté buscar ayuda—susurró. JungKook depositó un beso en su cuello respirando su perfume—Intenté...ir al psicólogo, pero...me arrepentí, soy...muy cobarde.

— Iré contigo, ¿De acuerdo?

TaeRi tragó con dificultad, giró en la cama mirando los ojos de aquel muchacho. JungKook secó sus lágrimas sonriéndole dulcemente mientras veía sus ojitos tristes.

— Tengo miedo.

— El miedo es parte de la vida—besó su frente y ella cerró sus ojos. Metió sus manos debajo de la camisa del chico dejándolas en su abdomen plano—No te diré que seas fuerte, es obvio que lo estás intentando—acarició su espalda. TaeRi apoyó su frente de su pecho respirando aquel perfume masculino pero suave, ese que siempre se impregnaba en ella—Pero no me cansaré de decirte que no estás sola, noona.

— No vayas a dejarme—pidió—Necesito a alguien conmigo, necesito a alguien que no me juzga, necesito a alguien que realmente me ame incluso cuando alguien más me ha roto por completo.

— Seré todo lo que necesites que sea—volvió a besar su cabeza apoyando su barbilla en ella—Yo te protegeré.

Aquellas palabras le hicieron sollozar, jamás en su vida había tenido tanto miedo y jamás en su vida se preguntó cómo deshacerse de ese sentimiento.

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— ¿Estás seguro de lo que estás diciendo? —la voz de la mujer del otro lado de la línea era incrédula—Esa maldita mocosa mira lo que ha hecho.

— Tranquila, mamá—Jonathan tenía una toalla alrededor de su cuello ya que había tomado una ducha, tenía otra toalla rodeando su cintura, el televisor de aquella habitación de hotel estaba encendido—Sé que TaeRi todavía me ama, sólo necesita correcciones.

— Tienes que deshacerte de ese chico.

— Descuida, es inofensivo, es un idiota—bufó sentándose en la cama-—Por ahora mi plan va muy bien—sonrió orgulloso—En poco tiempo TaeRi estará conmigo y volveremos a Canadá, te prometí casarme con ella y darte nietos, ella será la madre de mis hijos, no pienso seguir perdiendo el tiempo.

— Jonathan, si esa chica vuelve a meterte en prisión...

— Tengo un segundo plan para eso—aseguró—Si TaeRi vuelve a traicionarme no sólo acabaré con ella, asesinaré a todos los que la rodean, la volveré loca, haré que suplique por su vida y así entenderá que soy el amor de su vida.

— Mi niño, estoy orgullosa de ti—la imaginó sonriendo—Ten cuidado, espero que regresen pronto, quiero darle un par de lecciones a esa muchacha engreída.

— Paciencia, mamá, debemos tener paciencia.