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Fue como si le hubieras inyectado color a mi vida. Tú solo cambiaste mi vida. 

-Sawako Kuronuma

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2.

Nuestro eterno diciembre empezó la segunda semana de este. Natalie me miraba preocupado por mi tristeza inexplicable, pero simplemente le sonreía y le decía que definitivamente estaría bien. Afuera empezaban a caer los primeros copos de nieve y el clima estaba empezando a ponerse más frio. Acomode mi bufanda y mi peluca antes de entrar a la pista que me conocía y a la que conocía.

La pieza musical con la que estaba practicando empezó a sonar, y me dejé llevar por esta, las cuchillas chocaban con el hielo y sentía que volaba, cerré mis ojos, en la oscuridad de mi mente pequeños destellos de luz empezaban a dar color dentro de mí. Rojo, azul, verde, rosado, dorado... un sinfín de colores destellaba dentro de mí. Un ser colorido y amorfo apareció en mi mente. Abrí mis ojos, me sentía preparado. Tomé el impulso y di 3 vueltas en el aire antes de sentir el frio hielo bajo mis brazos.

─ ¡Maldición! ─Grite a todo pulmón, ya había perdido la cuenta de cuantas veces había fallado ese salto.

─Vaya, de esa boquita tan linda salen esas palabras tan sucias─ Tu voz definitivamente me hizo girar de manera brusca.

Aun, un año casi después de todo lo que sucedió, al recordar ese vergonzoso momento, siento el dolor en el cuello de aquel entonces.

Estabas parada tras el barandal de seguridad mirándome con una ceja levantada y una sonrisa traviesa en tu rostro. Al verte me fue inevitable no sonreír también.

─Wow, Marinette─ Me levante del suelo y patine hasta quedar frente a ella ─. No pensé que teníamos ese tipo de confianza─ dije tomando con delicadeza su mentón, tus ojos estaban brillando, una sensación inexplicable atravesó todo mi ser al verlos ─. Pensé que habíamos quedado en que solo me verías patinar y a cambio tu dibujarías en ese cuaderno feo que siempre cargas.

─Yo, lo siento─ Tus mejillas estaban en extremo rojas ─. En verdad lo siento mucho─ soltaste mi agarre e hiciste una reverencia extraña ─. Yo... mirar... gradas eh... Chace, digo─ actuabas de una forma súper torpe que lo único que hizo fue robarme una gran carcajada.

─Estaba bromeando─ dije apoyando un codo sobre el barandal y recostando mi rostro en la palma de mi mano ─Ma-ri-nette ─ canturreé mirando cómo la mencionada tomaba aire para recuperar la calma.

─Pues no lo hagas, pensé que no teníamos ese tipo de confianza─ contraatacaste. Te acercaste de nuevo a la baranda y te ubicaste a mi lado, dándome la espalda ─. Por cierto, para que ese salto salga, debes abrir más las piernas y doblar levemente las rodillas para que tu centro de gravedad no se pierda cuando aterrices, además, los brazos deben formar una x sobre tu pecho para poder conservar mejor el equilibrio.

─Como diga mi capitana─ fue lo único que pude decir. Voltee a ver tu perfil, tus mejillas parecían dos tomates y el puchero que estabas haciendo me robo una sonrisa. ─. Solo mírame, por favor─ susurre en su oído.

Aparte algunos mechones de mi frente y tome una gran bocanada de aire antes de que la música empezara a sonar. Los pasos iban y venían y el sonido de las cuchillas sobre el hielo me trajo la tranquilidad ya acostumbrada. Cerré los ojos de nuevo y los colores aparecieron, iban tomando forma, pero aún era confuso, como mis sentimientos. Los abrí segundos antes del salto, tú estabas mirándome, dos dedos sobre tus labios y demasiada concentración. Sonreí y salte. Trastabille un poco, pero logre caer de pie.

Miracles in December ─ AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora