—Siempre te vi rodeado de personas, pocas veces estabas solo —hizo una pausa para mirarle, para mirar esos ojos, esos oscuros ojos que no le causaban dolor al ver dentro de ellos o al observar el reflejo de su alma en ellos, como si él entendiera todo, le miró y ella sonrió disimuladamente mientras continuaba—, me gustaba estar contigo cuando eras sólo tú, ambos podíamos ser.
Él soltó una divertida risa pequeña y volvió a su expresión serena.
—¿Alguna vez sentiste... como si ellos y tú no estuviesen juntos, a pesar de tenerlos en frente o al lado?
—Así ha sido siempre.
—¿Por qué estabas a su lado, entonces?
—Sólo estaban allí.
—Pero no eras tú con ellos…
—Supongo que... en realidad, no.
—¿Eres tú cuando me hablas?Él se mantuvo en silencio, volteó a mirarla, ese cruce produjo en ambos un pequeño chispazo eléctrico.
“Es más que eso”, pensó él.
—Si acortas más distancia mirándome así… yo… —hizo una pausa para tomar aire sin que se notara—… quizá mal interprete tu intención.
—¿Mal interpretar qué?
—Tus razones para estar tan cerca.
Él analizó las palabras de ella y su rostro se tiñó de rojo, sus orejas y cuello también estaban ruborizadas y se podía notar fácilmente a pesar de su piel clavo de olor, ella observó con admiración lo sucedido, realmente le gustaba cuando él sonreía y reía por su causa, ruborizarse no sería la excepción.
Quizá se había acercado tanto por inercia, después de notarlo, se mantuvo allí inmóvil sin saber qué decir o hacer.
Ella no quería que él reaccionara mal y se alejara así que aprovechó y se acercó para besar su mejilla, quería hacerle saber de esa forma que estaba bien y que podía estar tranquilo, y funcionó, él comenzó a destensar su cuerpo justo al sentir en su mejilla aquellos labios, sus sentidos se amenizaron.
Para evitar que volviera a sentirse intranquilo, ella fue separándose de él lentamente hasta quedar a una distancia adecuada en la que aún estaba lo suficientemente cerca de él.
Él la miró por unos segundos y como no se encontró con la mirada de ella que estaba posada en sus labios, él se acercó hasta que sus labios se juntaron con los de ella.
Un roce inocente, tranquilo, vibrante, lleno de emociones reprimidas que se volvieron electricidad, energía pura.
Ambos con los ojos cerrados sintieron que estaban demasiado lejos de volver a los amigos distantes que eran tiempo atrás, desde el inicio fue así, desde el incio fueron más que eso, lo sintieron inadvertidamente.
No había necesidad de separarse abruptamente ni de avanzar de forma tosca, ambos disfrutaron despacio de cada sensación, y sin prisa su roce se volvió un beso de aprovación hacia el otro.
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AEDION ©
Short StoryAEDION. ∅ No idea ∅ Atrévase a leer un libro del que no sabe nada. Atrévase a leer un libro del que no tiene ni idea. Atrévase a lo desconocido. Las respuestas que ansía, luego serán reveladas.