CAPÍTULO 1. OJALÁ LA MEREZCA.

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[Septiembre 2015, Londres]

- Tata, ha llegado una carta para ti. -Dijo Santi entrando en la habitación de su hermana, quien permanecía tirada en la cama, escondida en sus sábanas llorando. Natalia se sentó en la cama y cogió el sobre que le había traído su hermano extrañada.- Es de Alba -confirmó su hermano sentado junto a ella en la cama

- Gracias Santi.

- ¿La vas a leer? -Ella se limitó a asentir con la cabeza por mucho que la doliera moverla de todos los días que llevaba llorando- Está bien, te dejo sola ¿vale? Si necesitas algo me llamas. -Santi dejó un beso tierno en la sien de Natalia y esta comenzó a leer la carta

"Hola Natalia, he decidido escribirte una carta ya que el móvil lo tienes apagado y los mensajes ni te llegan.
No quiero pensar ni hacerte creer que esto es una carta de despedida. No, porque todavía tengo la esperanza de que vuelvas, por lo menos a darme una explicación y a partir de ahí, si quieres irte, estás en tu derecho. Solo necesito un mensaje, una llamada, algo que me haga entender porque has decidido quedarte allí. Lo último que sé de ti es que hace dos semanas te pillaste un enfado enorme porque no podía ir a verte. Desde esa puta noche no hemos vuelto hablar, te mandé mil mensajes y cientos de llamadas explicándote porque no podía Nat, tenía que trabajar y se me hacía imposible ir dos días, esperaba que lo entendieras, o que por lo menos, después del enfado, recapacitaras. No sabes las ganas que tenía de verte, 2 meses se han echo más largos que mis 20 años de vida. Nat si de verdad has decidido dejarme y no volver por eso permíteme decirte que me parece lo más egoísta que he visto nunca, sabes que no lo hacía por gusto. No quiero pensar que lo has hecho por esa chorrada la verdad, no me espero eso de ti, por eso te escribo, porque creo que tiene que haber algo más, al menos eso espero yo.
Espero tu respuesta Nat, cuídate, un beso"

"Ojalá la merezca" pensaba Natalia en medio de su mar de lágrimas.
Natalia todavía no entendía como podía haberle hecho eso, a la primera persona de la que se ha enamorado de verdad, que ha querido de aquí a la Luna, ida y vuelta. No entiende como ha podido ser tan niñata de pillarse un cabreo monumental sin razones, y entre eso, y el alcohol, haber cometido el error más grande de su vida, y que por supuesto la ha traído una lección de peso. Se lo merecía. Pero no podía dar la cara, no podía decirle que por una rabieta de niña pequeña se había quedado embarazada, que por no entender que Alba no podía venir a verla, se lío con el primero que pasó, y que gracias a eso, ahora tiene una pequeña criatura dentro de ella.
Natalia llevaba llorando una semana entera, apenas comía, se levantaba de la cama únicamente para sumergirse en el agua de su bañera y esperar a que se la tragará, para su desgracia eso nunca pasaba. Por lo menos contaba con el apoyo de su familia, Santi era su mano derecha en todo y a pesar de decirle lo que merecía, estaba con ella contra viento y marea asegurando que iba a ser el mejor tío del mundo. Sus padres le dieron la charla de su vida y tras comprobar que eso no llegaba a ninguna parte, que lo hecho, hecho estaba y que lo que más necesitaba su hija en ese momento era su apoyo y comprensión, se volcaron con ella y tienen todo su apoyo, al igual que el de su hermana Helena, quién a kilómetros de distancia no hacía más que llamarla para preguntar como estaba.

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