El lunes la pequeña Alba estaba revolucionada. Por la tarde empezaban las clases de gimnasia rítmica y estaba realmente nerviosa, pero impaciente. Eso hizo que al levantarse no parara de revolotear por toda la casa gritando. Natalia que la intentaba vestir, a la mínima que se despistaba la niña se había ido, y eso hizo perder la paciencia.
- ¡Alba estate quieta ya o te quedas sin gimnasia! -Gritó Natalia sacada de quicio pero ver a su hija como se le aguaban los ojos y como le temblaba la barbilla hizo sentirse peor todavía.
- Perdón tata, pero déjame vestirte porfavor -La niña sin rechistar se sentó en su cama y se dejó vestir mientras todavía se le escapaban lágrimas.- ¿Me perdonas por gritarte? -Preguntó Natalia arrepentida, nunca había subido el todo de voz a su hija. Alba se cruzó de brazos y bajó la cabeza con el ceño fruncido- ¿No me perdonas? -Alba negó con la cabeza y Natalia suspiró sin saber que hacer -Esta bien, vamos al cole anda -Le quitó las lágrimas de su carita y después salieron de casa.
Una vez llegaron al cole Natalia se agachó para despedirse de ella como todas las mañanas, pero la niña se giró y se dirigió dentro del cole.
Alba, que estaba en la puerta viendo como todos los niños entraban, se fijó en la escena de Natalia y su hija y se quedó desconcertada. Sonrió a la niña al verla entrar y se volvió a fijar en Natalia, que se había quedado de cunclillas mirando hacia abajo. Sin pensarlo se acercó a ella y posó una mano en su hombro. Natalia subió la mirada y se levantó quedando enfrente de ella- ¿Estás bien? -Preguntó Alba.
- Sí, bueno no, pero da igual.
- No da igual Natalia. ¿Algo con Alba no?
- Sí... se ha enfadado conmigo por gritarle esta mañana.
- ¿Qué tipo de madre serías si no gritas a tu hija? Una muy rara ya te lo digo yo -Natalia sonrió.
- Ya, pero es que nunca le había gritado y me siento mal ahora. No me habla.
- Natalia seguro que se le pasa, son berrinches de niños pequeños de lo más comunes -Intentó tranquilizarla.
- Espero...
- ¿Esta tarde empieza la gimnasia no?
- Sí...
- Pues si quieres pásate por mi despacho, hoy estoy hasta las cinco -Alba posó su mano en el brazo de Natalia y la sonrió transmitiendola la calma que necesitaba
- Vale -Sonrió
- Venga estate tranquila anda, luego te veo -Alba le guiñó un ojo, Natalia sonrió, y ambas se fueron a trabajar.
A lo largo de la mañana Alba vió a su alumna más distraída de lo normal. La pequeña no participaba como siempre lo hacía, es más, hasta en el recreo se quedó sentada en un banco ella sola cruzada de brazos, momento que Alba aprovechó y se sentó al lado de ella.
- ¿Qué la pasa a la niña más guapa del planeta? -La niña levantó la mirada y la volvió a bajar.
- Nada -Respondió secamente.
- Cariño... ¿estás enfadada con mamá no? -Preguntó con tacto y ella solo asistió con la cabeza- ¿Por qué?
- Me ha gritado y me va a castigar sin gimnasa -Dijo encogiendo la cara
- ¿Te cuento una cosa? -Esta vez la pequeña levantó la cabeza dispuesta a escucharle- Yo de pequeña hize una cosa muy mala muy mala.
- ¿Qué hichiste? -Preguntó sonriendo
- Cogí el bote de colacao y me puse por toda mi casa a tirarlo haciendo como que nevaba -La niña se echó a reír- no sabes como puse todo, el sofá, el suelo, las camas... -Dijo con un tono exagerado mientras la niña reía traviesa- Mi madre se enfadó tanto tanto que me castigó sin ir al cumple de mi mejor amiga -Alba abrió la boca incapaz de creerse que le pudiera hacer eso- Y yo me enfadé todavía más, estuve días sin hablarle hasta que me pidió perdón y yo a ella.
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SI DECIDES VOLVER
FanfictionLa vida de Alba y Natalia se cruzaron hace 7 años en la universidad en la que ambas empezaban sus carreras, y se separaron hace 5 no se sabe todavía por qué. Juntas eran calidez y armonía. Todo aquel que se fijara un poco más allá, diría que, se con...