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A la semana del aviso Jin se encontraba cocinando un exquisito plato de verduras con carne al vapor para cenar. Dando la espalda a RM que lo miraba desde la isla de la cocina, se formaban curvas hermosas ante los ojos del nombrado. Jin era perfecto ante sus ojos, tenía una cintura perfecta para las manos de Namjoon, un culo que a cualquiera le gustaría probar, una espalda perfecta para dejar marcas y un cuello perfecto para morder.

Sí. Namjoon estaba enamorado de su hyung desde hacía años pero este no le prestaba nunca atención. Quizás era el destino que quería que estos dos chicos estuvieran ahora mismo solos.

Namjoon se acercó a él con sumo sigilo. Sus dedos rozaron las caderas del pelinegro que de un momento a otro se sobresaltó. Namjoon dirigió sus dedos a los botones de la camisa de su hyung mientras sus labios tocaban el cuello de este.

-Nam-joon-ahh q-qué haces?-Namjoon se separó un poco de su hyung, miró el cuello de este y satisfecho con su trabajo lamió por última vez aquella marca amoratada que dejó en Jin.

Esa tarde Jin no vio a Namjoon por casa, desde que se había encerrado en su habitación no había salido en toda la tarde, ni siquiera para ver las noticias, cosa que hacían siempre juntos.

Seokjin sabía que algo andaba mal pero no quiso saber nada, estaba tan confuso con lo del mediodía que se había quedado media hora en frente del espejo del baño. El mayor se disponía a bañarse pero estaba tan embobado por la marca en su cuello que no se dio cuenta cuando Namjoon entró en el baño.

RM con una sonrisa que podría iluminar todos cielos se acercó a Jin. Su hyung lo miraba desde el espejo con ojos cristalinos. Cada vez estaba más cerca de Jin, tanto que el pelinegro se estaba poniendo nervioso hasta temblar.

Namjoon comenzó a besar su clavícula. Jin no se apartaba de él, de hecho echaba su cabeza hacia atrás para dejar paso a los besos del menor. Namjoon posó sus manos en las caderas del mayor. Su lengua trazó una fina línea desde su clavícula hasta su cuello. Mordió suavemente la oreja de su hyung y le susurró con voz áspera.

-Hy-ung, p-puedo? -su voz con un deje de lujuria hizo temblar las piernas del mayor.

-N-nam, e-esto no está b-bien -Jin jadeaba porque en el fondo lo quería dentro. Jin quería que Namjoon lo empotrase contra la pared del baño. Nam se separó de Jin y lo contempló. La cara de su hyung estaba roja, cosa que a Namjoon le pareció muy tierna. Namjoon besó por última vez el cuello de Jin y se marchó a su habitación.

El pelinegro se había vuelto a quedar solo en el baño. Esta vez con un calentón que ni cien litros de agua fría se lo quitarían. Jin se desvistió con prisa y se metió lo más rápido posible a la bañera, donde pasaría más de dos horas seguidas relajando sus tensos músculos en agua tibia.

Black quarantine/+18 NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora