3. Confesión

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El reloj en la pared marcaba las 4 de la mañana cuando Fluke abrió los ojos y se encontró envuelto entre los brazos de Karin.

Los recuerdos de lo sucedido entre ellos lo atacó y no pudo evitar sonrojarse. Había tenido intimidad con la persona que amaba, pero ahora era momento de irse o de lo contrario, cuando Karin despertara y se diera cuenta que había dormido con un alfa, lo odiaría. Era mejor irse antes.
Sonaba cobarde, pero era lo único que podía hacer si no quería perder la amistad de Karin.

Se movió despacio, en parte para no despertarlo y en parte por el dolor en su parte trasera. Llegó al filo de la cama y estaba por levantarse cuando un aún dormido Karin, lo agarró del brazo y lo jaló de nuevo a su lado para que siguiera durmiendo con él.

Suspiró bajito y volvió a cerrar los ojos. No habría problema por dormir unas horas más.  Solo tendría que despertarse antes que Karin, vestirse  y salir en silencio, como si nunca hubiera estado ahí. Sin embargo, todo salió mal.

Se quedó dormido y cuando despertó, se encontró con un Karin por demás despierto y vestido que lo miraba con seriedad y molestia.

Bien, era momento de aclarar todo y decirle adiós a su amistad.

Intentó levantarse, pero se desplomó al piso por el dolor. Se acomodó sin levantarse, quedando sentado. Trató de cubrir su miembro cerrando sus piernas, pero no pudo evitar que de su entrada saliera la abundante semilla con la que había sido llenado la noche anterior.

Karin la vió y se sintió en parte mal y en parte molesto. Agarró su cabeza y aceptó el hecho de que se había acostado con Fluke, un alfa igual que él y que no había sido un sueño.

La verdad había hecho un increíble descubrimiento. Se sentía bien tomar a un alfa, siempre y cuando este se dejara y estaba seguro como la mierda que el único en hacerlo sería Fluke.

—¿Fue de mutuo acuerdo o te forcé?

Natouch lo miró sorprendido de que le estuviera preguntando eso. Se quedó callado en lo que pensaba. Si le decía que lo había forzado, tal vez lograra que Karin se sintiera mal y en deuda con él, pero desistió. Era mejor decir la verdad y afrontar las consecuencias.

—Fue de mutuo acuerdo—dijo secamente.

Karin suspiró. Almenos no había violado a un preciado amigo.

—¿Estabas tan borracho como yo que te dejaste penetrar por otro alfa?

Fluke suspiró. Sabía que con la siguiente respuesta todo se iría al carajo, pero aún así lo hizo.

—No. Yo solo estaba un poco mareado.

Y con eso, la relativa calma que Karin había logrado reunir, se fué.

—¡Así que esto es una nueva moda entre la gente famosa!
Tú te aprovechaste de que yo estaba caliente y borracho para utilizarme en tu asqueroso experimento en lugar de golpearme por haberte ofendido... ¡No puedo creer lo enfermo que eres!

Escuchar esas palabras de la persona que amaba, le dolía. Pensó en quedarse callado y dejar que pensara lo que quiera, pero si ya había confesado la verdad, no hacía ninguna diferencia si agregaba algo más.

—Eres un imbécil, pero eso no quita que lo que pasó anoche yo lo deseé, lo quise porque ¡Te amo!.
Sé que para ti suena asqueroso, pero es la verdad.
No sé cuándo ni como pasó, pero es así como me he sentido por años, desde que estábamos en la universidad.
Te quiero a ti como el ser humano que eres y no me importa las absurdas categorías de nuestros espíritus animales. 

Karin quedó en silencio por unos segundos como procesando la información. Después se giró y se encerró en el baño.

Fluke se quedó ahí triste, con ganas de llorar, pero se contuvo.  Con esfuerzo se levantó y solo atinó a vestirse para después salir de la habitación, despidiéndose para siempre del que fue su primer amor.

Ratón Dorado [OhmFluke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora