6. Enfrentamiento

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Aproximadamente cinco días más tarde, Fluke despertó. Los calmantes que Ohm le había dado eran especiales para todo tipo de cambiaformas roedores y por ende, eran más potentes que los normales. Además, una de sus propiedades especiales era que erradicaba del todo la sensación de desesperación de quien la tomara.

Se sentó y observó a su alrededor.  Recordó que en sus sueños había hablado con su padre y que este estaba triste, pero aún así le dijo palabras reconfortantes, que lo hicieron sentir querido y seguro. Gracias a ello, y al apoyo de su manager, lograría salir adelante.

Se movió ligeramente para luego ponerse de pie. Se tambaleó un poco por lo débiles que estaban sus piernas, pero después, al cabo de unos segundos, logró estabilizarse y comenzar a caminar. Su estómago rugía por comida.

Apenas abrió la puerta de la habitación, el agradable aroma de comida llegó a sus fosas nasales, haciéndole caminar aún más deprisa, al estilo caricatura, rumbo a la cocina.

Cuando llegó, se encontró con Ohm, quien estaba de espaldas a él, cocinando. Fluke permaneció en silencio, observando, hasta que su estómago rugió, haciendo un sonido bastante audible por estar el lugar en completo silencio.

Thitiwat al escuchar el ruido, volteó.

—Fluke, qué bueno que ya despertaste. ¿Cómo te sientes?

—Mucjo mejor, Ohm. Gracias. Por cierto... ¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Desde que te encontré, han pasado 5 días.

¡Cinco días! Con razón se sentía más tranquilo y relajado. Su cuerpo había dejado de dolerle y la sensación de desespero había desaparecido.

—¿Dónde está, P'Note?

—Salió. Me dijo que tenía que arreglar algo relacionado con una revista. No quería dejarte solo, así que me llamó para que te cuidara y yo aproveché para cocinar algo—lo miró y agregó: —Haz de tener hambre. Siéntate. Te serviré.

Natouch obedeció. Se sentó en la silla más próxima y miró al oso con agradecimiento cuando este colocó frente a él un plato de sopa de marisco.

Comenzó a comer y quedó sorprendido por el rico sabor que tenía la comida. Sin duda, Ohm se tenía bien guardado el hecho de que era buen cocinero.

—Esto está muy rico—halagó con sinceridad, para después seguir disfrutando del delicioso plato.

—Me alegra que te guste—respondió.

Quedaron en silencio unos minutos, sin saber de qué más hablar. A decir verdad, ellos dos eran amigos, sí, pero no eran tan cercanos que digamos. Su punto de conexión era que ambos eran los mejores amigos de Mild.

Fluke iba a medio plato cuando notó algo. Ohm se quitó el mandil que llevaba puesto, lo colgó en el perchero al lado de la cocina y se desabotonó los tres primeros botones de la camisa, haciendo muecas como de calor.

Curioso, preguntó:

—Ohm, ¿Has venido directo de tu trabajo?

—Sí. Justo acababa de salir cuando tu manager me llamó. No quería dejarte solo así que hasta me ofreció dinero, pero yo no acepté. Quería saber cómo estabas por mi propia cuenta. Supongo que te volviste mi responsabilidad desde que te ayudé ese día.

El castaño se sorprendió por esa respuesta, pero no lo demostró.

—Si quieres puedes tomar una ducha. Veo que tiene calor—ofreció.

—Gracias, pero no creo que sea correcto. Tengo que cuidarte.

—Ohm, por favor. Estoy bien. Además estamos en la casa de P'Note. Aquí nada me va a pasar—contraatacó para convencerlo.

Ratón Dorado [OhmFluke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora