── (🔪)「 Psycho 」[𝙺𝚊𝚛𝚖𝚊𝚕𝚊𝚗𝚍 𝚡 𝙵! 𝚁𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛] ༄ؘ

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Era un límpido y fresco día, lo único que se podía escuchar en el bosque eran la pisadas tranquilas de cierta pelinegra, rompiendo a su paso pequeñas hojas secas y ramitas, acompañadas de pequeños ladridos. Los árboles se hallaban de un color ocre y rojizo, anunciando la reciente llegada del otoño, mientras que las plantas eran adornadas por cristalinas gotas de rocío, por el brusco cambio de temperatura.

Por otra parte, en un pueblo cercano, se encontraban 8 personas charlando y hablando animadamente entre ellos, con unos chistes y algunas risas de por medio.

Un pelinegro apartado de la gran multitud de gente que yacía a la espera de la nueva integrante del pueblo, se encontraba apoyado en la valla de madera que rodeaba el lugar en el que estaba con una expresión de frustración en el rostro, mirando el reloj cada dos minutos mientras se acomodaba su azabache cabello por la fresca brisa que había.

Al cabo de unos 15 minutos de larga espera por parte del pelinegro, sus violáceos ojos lograron divisar a lo lejos a un individuo bastante apurado: "Rubius como siempre llegando tarde" pensó con una pequeña sonrisa mientras miraba como el contrario se acercaba al cartel de Karmaland dónde se encontraba la mayoría de la gente.

Al llegar, el peliblanco se apoyó en sus rodillas inhalando rápidamente intentando recuperar todo el aire que había perdido de camino hacia aquí. Los 8 héroes se acercaron al percatarse de que "el cura" había llegado.

—Anda chaval, ¿dónde te había' metido? —Preguntó un pelirrojo rodeando al recién llegado con su brazo.

—Estaba... Con algunos asuntos... Nada importante...—Respondió de manera entrecortada por la falta de aire mirando disimuladamente al albino y al sujeto con una máscara vistosa de búho.

—De seguro le has puesto minas a alguien, ¡puerco! — La voz de un moreno se hizo notar sacando algunas risas a los demás presentes.

—Chicos... —Habló Luzu, aquel hombre que era el favorito de todos para llegar a ser el alcalde y proveer la paz en Karmaland. —Parece que la nueva integrante ha llegado... —Terminó de decir, señalando con su cabeza levemente en la entrada de la plaza.

Los demás al ver aquella señal se dieron la vuelta encontrándose con una chica de mediana estatura, cargando una pesada mochila color azabache y una espada de hierro en su mano derecha. Su cabello era oscuro, de color negro y le llegaba por debajo de los hombros. Tenía los ojos de color ámbar; su piel era pálida y grácil e iba acompañada de un pequeño perro de pelaje blanco.

—Buenos días, me llamo [T/N] es un placer conoceros... —Comentó con una pequeña sonrisa cálida, haciendo que los contrarios sonrieran levemente sin percatarse de ello, algunos acompañados de leves sonrojos. Parecían embrujados por la belleza de esa chica.