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La joven se despertó y no perdió ni un solo segundo, con algo de torpeza salió de la cuna y tomó todos los juguetes que pudo en sus brazos, estaba a punto de salir al patio cuando...

-¿A dónde vas, señorita?

Se detuvo temerosa.

-Quería jugar en el patio. -dijo, como si la hubiesen pillado en plena travesura.

- Ven, primero te daremos un baño.

-¡PERO QUIERO IR AL PATIO!

La mujer se sorprendió, ella no solía gritar tan fuerte, ni siquiera solía gritar.

-Ah ver, mi deber es enseñarte lo básico de la vida y a que seas una señorita de respeto, la próxima vez que vuelvas a alzar la voz de esa manera no quisiera ser tú -dijo rotundamente.

La joven se asustó y estaba a punto de echarse a llorar pero se dió cuenta de que ella hablaba en serio, así que dejó los juguetes en el piso y la siguió sin rechistar de vuelta al cuarto.

Ya en el cambiador la mujer le retiró el pijama y exclamó.

-¿Y querías salir así sin más? Mira este desastre

El pañal estaba muy hinchado y hasta la parte del trasero estaba llena de orina, al sacarle el pañal notó que efectivamente este estaba a punto de reventar, pesaba más de lo normal.

-Procuraré que no ingieras tantos líquidos en las noches, por Dios.

La bañera ya estaba lista y lo único que hacía falta era la muchacha; habían varios juguetes en el agua, todos flotaban y mientras la mujer le lavaba el cabello se divirtió mucho con las nuevas posibilidades que le daba su imaginación al estar en el agua.

Salió envuelta en una toalla, empezó a temblar al contacto con el aire, le daba mucho frío. Secada rápidamente estaba tumbada nuevamente en el cambiador.

La joven estaba de brazos cruzados por su intento fallido, mientras la mujer le limpiaba con toallitas húmedas.

Ahora la joven tenía puesto un pañal completamente rosado, la mujer le había puesto unos bloomers del mismo color, también insistió en que se pusiese medias largas, ya que podría rasguñarse en el jardín. No era necesario que usaste sujetador, de todas formas no tenía tanto busto y le incomodaria bastante. Una playera más unos adornos y sujetadores de cabello dieron por concluida la hora de higiene mañanera.

La mujer le puso su chupete colgando del cuello de la playera y la dejó marchar. La chica cogió los juguetes y fue directo a la sombra de uno de los tantos árboles y plantas que había en el jardín.

La mujer se quedó viéndola desde el gran pórtico de la casa. No creía que le pudiese pasar algo, y ella tampoco tenía nada que hacer. Mientras decidía que hacer con su mañana sonó el timbre.

Dió un respingo.

¿Cómo pudo olvidarlo? Bueno, no había problema. Abrió la puerta y una joven vestida de azul le sonrió, llevaba una caja de cartón detrás.

Luego de una charla la mujer firmó los papeles y llevó la caja hasta el cuarto tan infantil de la joven.

En la caja habían varios paquetes de pañales por docena, todos de la talla de la joven. Ya casi estaban por acabarse y la repartidora había llegado en el momento adecuado.

Se dispuso a colocar los pañales en los cajones y compartimentos del cambiador y los pañales sobrantes en el clóset. Una vez ordenado todo estaba dispuesta a hacerse una taza de café cuando el timbre sonó nuevamente.

Preguntándose quien pudo ser esta vez fue hasta la puerta. No sé sorprendió tanto, no la esperaba a ella.

Otra mujer estaba en la puerta, vestía un traje empresarial.

-¿Y bien? ¿Cómo está ella?

Espero que les guste este capítulo
(^v^)

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2023 ⏰

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