#2

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Ya en la casa la joven recibió un baño y un cambio rápido de pañal y de atuendo para luego bajar a la sala. Estaba sentada en el sofá, tenía puesto su pijama que consistía en un enterito con la posibilidad de abrir la parte de la entrepierna, a pesar de lo casi holgado que era, no lograba disimular el pañal que llevaba.

En la cocina la mujer estaba llenando un cuenco de helado, su consentida había cumplido con su parte del trato y le tocaba cumplir con la suya.

La joven sonrió nada más ver a la mujer con el dulce, lo recibió de buen grado y empezó a comer enseguida, lo hizo tan rápido que le empezó a doler la frente al primer minuto. Estaba a punto de llorar.

-Ah... Vamos, te dije que no comieras tan rápido, me toca...

Una vez se le pasó el dolor a la pequeña comenzó a darle el helado ella misma, dejando más tiempo entre cucharada y cucharada.

-Uhh... Uhh... -gimoteaba la pequeña al no poder esperar para comer.

¡Estaba delicioso! Sin duda alguna el helado era su postre favorito.

-¡Muy bien! Terminaste todo.

-M... más.

-No, lo siento, ya va a anochecer y por mucho calor que haga no lo puedo permitir.

-¡P... por favor!

-No, los siento.

-Oh, vamos...

Fue sacada de la regresión repentinamente, estaba pasando a menudo. Mientras la mujer se iba a cocina con el cuenco ella se quedó pensando, siendo consciente de su situación actual, otra vez las dudas, otra vez los remordimientos, no podía soportarlo, y se puso a llorar.

Desde la cocina se oían sus sollozos, la mujer rápidamente llegó hasta la sala, muy preocupada notó al primer vistazo que no tenía heridas ni parecía haberse lastimado, desabrochó su entrepierna y tampoco estaba mojada, a lo mejor solo se angustió por el helado; no tenía forma de saberlo, ya estaba de nuevo con la regresión.

-Vamos, cariño, ¿qué ocurre?

Le limpió las lágrimas con su manga y se le ocurrió una idea.

Prendió el televisor y puso "Como entrenar a tu dragón". La jovencita nada más ver el logo en la pantalla cambió radicalmente su expresión, irradiaba felicidad.

La mujer la dejó un momento para traer un biberón con leche chocolatada y una taza de té, una para cada una.

Ambas tomaron sus respectivas bebidas mientras miraban la película. La pequeña se rió y divirtió durante toda la cinta, hasta que acabó.

-¡La dos, la dos! -decía con entusiasmo.

-No, pequeña, lo siento, ya es muy tarde, mañana ¿si?

-Okey... ¿Lo prometes..?

-Por supuesto, andando, vamos.

La tomó de la mano y subieron hasta su cuarto, dónde la joven fue cambiada nuevamente de pañal ya que se había mojado durante la película.

Subió a su cuna y se arropó.

-Duerme bien -dijo, mientras le daba un beso en la frente.

Y la joven se durmió, estaba demasiado cansada. Mañana tendría un largo día también.

Una vida como bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora