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Los rayos del sol se adentraron en la habitación donde se encontraban acostados, despertandolos con una suave caricia en sus mejillas remplazando así el frío que había traido la madrugada.

Alemania acarició suavemente la cara del ruso despertandolo gentilmente, sus ojos se conectaron, un brillo natural emanaba de ambos ojos, al pasar unos minutos el reloj ubicado en la mesa de noche emitió un pitido, eran las 9am.

Con bastante sueño y pereza, Alemania se intentó levantar de la cama, pero sintió un jalón por parte del ruso, y al abrir los ojos, estaba atrapado en un cálido abrazó aún en la cama, y el ruso continuaba semi-dormido.

—Cielo, tengo que ir a preparar el desayuno. —Aun así, Alemania sonrió y correspondiósu abrazo, podía escuchar atentamente el corazón del de habla rusa, al mismo tiempo que sentir su pecho subir y bajar tranquilamente respirando, llevaba un ritmo tan calmado, ante sus ojos era perfecto.

—Dame 5 minutos más, estas cálido y no quiero levantarme aún, aparte digo con sueño. —Susurró con cuidado para ocultar su rostro en el hombro contrario, ambos tenían una sonrisa dibujada en em rostro, aunque Rusia una más somñolienta que Alemania. A pesar de ello, se quedaron dormidos otro rato, despertando casi una hora después, con la hermosa mirada de su amado a su lado.

Alemania se levantó y fue al baño a atender sus necesidades básicas mientras que Rusia aún se estaba despertando y recordando en que planeta vivía.

Minutos más tarde, ambos jovenes se encontraban en la cocina, reian y bailaban al ritmo de la música mientras cocinaban algunos panqueques ya que Alemania no dejaria que Rusia se fuera con el estomago vacío.

Entrelazaban sus manos y sonreían entregandose al otro, el amor que ambos se tenían era algo indescriptible, aunque la tristeza al no poder expresar libremente su relacion también lo era.

Alemania sirvió los panqueques en los platos, mientras Rusia les colocaba algo de miel y mantequilla, colocan los platos en la mesa y juntos se sentaron a comer.

Contaban anécdotas y sonreían inconcientemente ante la presencia del otro y hasta que llegó lo que ambos odiaban, la hora de partir, cuando se separaban se sentían incompletos, vacíos y algo deprimidos.

—¿Cuándo nos volveremos a ver? —Preguntó el menor observando los ojos del alemán.

—Que te parece si el lunes, es decir, en 5 días, voy a Moscú para revisar algunos "documentos" ¿te parece? —Dijo el alemán algo calmado.

—Me parece bien. —Sonrió el ruso.

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Las bocinas del aeropuerto sonaron:

"el vuelo B-19 con dirección hacia Moscú - Rusia, despegará en algunos minutos, por favor pasajeros, abordar dicho avión; atentamente la gerencia"

Ambos se miraron fríamente aunque por dentro murieran de ganas de abrazarse y probar por milésima vez los labios contrarios.

—Buen viaje, Federación Rusa. —Alemania extendió su mano con una expresión seria.

—Espero verlo pronto, República Federal de Alemania. —Estrechó su mano junto a la de su amado.

—Lo mismo espero. —Dicho esto, Rusia se dio la vuelta encaminado un largo pasillo hacia el avión, mientras que Alemania solo se retiraba a su hogar, ahora ambos estaban vacíos.

❀ Té de manzanilla ❀ Rusger ❀ Countryhumans ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora