Algo nuevo

265 11 3
                                    

Año 2013

Todos a quienes quería conmigo estaban ahí despidiéndome en el aeropuerto, debía agradecer a mis padres por esta oportunidad de poder viajar para aprender de otra cultura, conocerme a a mi misma y también para enriquecer mi experiencia como estudiante de periodismo, simplemente estaba feliz.

Aterricé en Londres aproximadamente a las 8:30am, hacía mucho frío y estaba nublado, recogí mis maletas y salí del aeropuerto para irme al hotel donde debería seguir todo el protocolo de registro y esas cosas que me desesperaban.

Desempaqué mis cosas, las acomodé en el closet y ordené en la habitación aquello que para mí era indispensable y había traído conmigo, al fin y al cabo iba a estar 3 semanas aquí y necesitaba mi tocadiscos portátil, mi polaroid, algunos libros, etc. “juguetes” como mi madre les decía. Llevaba tan poco tiempo aquí y ya los estaba extrañando a todos.

Me senté en la cama y me estiré mirando hacia al cielo, tomé mi celular que estaba en la mesita de al lado y me puse a textear a Camila, mi mejor amiga, que como buen día viernes iba a nuestra casa aprovechando la visita a mi hermano George quién era su novio hace 1 año y medio.

-“Hey perra, he llegado a Londres, los extraño mucho a todos, envíales mis abrazos, los amo”- escribí y 5 minutos más tarde estaba recibiendo su respuesta:

-“Hey! Espero que este viaje no te haga más salvaje de lo que ya eres, te amo zorra, tus abrazos van en camino.”

Me quedé más tranquila al haber enviado el texto y lo hice así porque sabía que si llamaba me iba a empezar a sentir melancólica y esa era precisamente las sensaciones que quería evitar ahora, es decir, tenía tres semanas para mi sola en Londres, podría hacer lo que quisiera, con quién se me diera la gana. Nadie me conocía y yo no conocía a nadie, quizás eso me iba a pesar en algún momento pero podré dejar al menos salir ese lado salvaje que hay en mí.

Me volteé hacia mi izquierda y cerré los ojos para descansar todo lo que no había descansado durante el vuelo escribiendo cosas en mi Moleskine y tomando fotografías con mi Polaroid, regalo de Papá.

El sonido de mi celular me despertó, miré adormecida la pantalla y no distinguía bien que decía, pestañeé otra vez y ahí estaba: “Sebastián”

Sebastián era ese tipo de chico perfecto, sensible que puede hacerte caso en todo lo que ordenes, ese tipo de chico que incluso podría servirte de esclavo si se lo pidieses. Habíamos estado juntos hace un año atrás, al principio me encantaba sentirme así de protegida pero luego empezó a aburrirme esa actitud de príncipe azul y rompí con él. Sufrió mucho cuando esto pasó y se alejó de mí hasta el punto de evitarme cuando me lo encontraba en los pasillos de la universidad. Hasta que un día no aguanté más y lo invité a mi casa donde pasamos la noche juntos, lo que me sirvió para confirmar que ya no sentía absolutamente nada por él, la forma en que me besaba y me tocaba ya no me erizaba la piel, pero al menos debía intentarlo. La verdad es que quizás estuvo mal lo que hice pero no me gusta estar enojada con la gente, sobre todo si han sido parte de mi historia personal, es así como logré volver a entablar una relación de amistad con él nuevamente, pero yo sabía que sus sentimientos para conmigo aún no acababan y es así como obtenía al menos una vez a la semana una invitación de él para salir a beber algo, almorzar juntos o que se yo, pero nuevamente me estaba aburriendo la situación.

-“¿Si? Hola”

-Hola Amanda, te llamé anoche pero tenías buzón de voz. ¿Está todo bien?

-Hola Seba, si todo bien, quizás pasó al buzón por la señal, no estoy en el país y precisamente anoche venía viajando.

-No me habías contado nada eh. ¿Dónde andas?

-Estoy en Londres llegué hoy temprano en la mañana, fue un viaje sorpresa así que por eso no te había comentado nada. ¿Qué hay de ti?

-¿Londres? ¡Guau!. Bueno, nada que contar, es sólo que estaba pensando en ti pero ahora me doy cuenta de que estamos bastante lejos para invitarte a salir jaja

-JAJA si, bueno tendrás que esperar a que vuelva entonces, ahora debo cortarte porque tengo algunas cosas que hacer ¿vale?

-Está bien Mandi, cuídate y no me cambies por nadie por allá ¿vale?

- Lo tendré en consideración aunque no te aseguro nada jaja, bye.

-Bye, te quiero

-Adiós.

Dios!! Sebastián me mataba, no sabía cómo explicarle sin herirlo que ya no sentía nada por él, pero no quería lastimarlo otra vez, lo quería, sí, pero sólo como un amigo pero el insistía en invitarme a salir o decirme que me extrañaba y eso me incomodaba mucho.

Vi el reloj y eran las 8:34, había dormido bastante, prácticamente todo el día y sentía mucha hambre. Me vestí sencilla como siempre, me ondulé mi cabello largo, me puse una polera corta a rallas, sobre eso una camisa celeste, un pantalón negro y botines del mismo color. Salí del hotel y me fui a un Mcdonalds que había divisado desde el 6to piso de mi habitación hace un rato, al menos quedaba bastante cerca, aunque más que algo positivo me parecía una desgracia, era adicta a las hamburguesas y aun me quedaban 3 semanas. Sin duda llegaría rodando de vuelta a Santiago.

Terminé mi hamburguesa y había sido todo un desafío sentarme ahí a comer sola, no estaba acostumbrada a la soledad al hacer esas cosas cotidianas, siempre tenía a Camila, a Sebastián o a mis demás amigos para hacerme compañía.

Al salir de Mcdonalds divisé una luces de neón gigantes a lo lejos de lo que parecía ser un bar, me sentí tentada y caminé dos cuadras para adentrarme en el lugar, pasé directamente al baño para retocar mi maquillaje sencillo, me miré al espejo y pinte mis gruesos labios de rojo oscuro. Acomodé mi cabello largo color chocolate con una trenza improvisada, la que probablemente se soltaría al rato y salí del baño para irme hacia la barra.

-Hola, te puedo ofrecer algo de beber?- dijo la chica de la barra

-Si, muero por una cerveza

-¿Disculpa?- me dijo

-Que quiero una cerveza- le dije repitiendo fuerte.

-Ahora si, con todo este ruido me vuelvo sorda- sonrió la chica.

-No te preocupes, al menos es música en vivo por lo que oigo.

-Si, todos los viernes tenemos bandas en vivo, pero hoy además están los bombones de los Arctic Monkeys me dijo, acabo de ver al vocalista hace un rato cerca del escenario.

-Es una broma?-le dije escéptica de su comentario- Amo a los Arctic, sobre todo a Alex, a quien viste por ahí- No podía creer mi tremenda suerte, mi primer día ahí y ya estaba encantada. Llevaba escuchando su música desde que mi hermano mayor me regaló uno de sus discos hace unos años atrás. De hecho uno de los tantos regalos que recibí este último cumpleaños fue un libro de Hesse y el último disco de arctic monkeys, el AM de parte de mi queridísima mejor amiga.

-Quién no moriría por ese bombón- me dijo mientras me entregaba mi botella de cerveza.

-A propósito me llamo Amanda, todos me dicen Mandi y llevo exactamente 13 horas en Londres- dije mirando mi reloj marcando las 9:41.

-Por eso tu acento me sonaba extraño, me llamo Sophia. ¿De donde eres Mandi? tu inglés es bastante americano- sonrió ella.

-Chile, aprendí a hablar inglés a los 5 años, cuando nos mudamos a Arizona con mi familia, por el trabajo de mi padre, ese es el porqué de mi acento americano.

-Genial, un gusto entonces. Ahora deleita tus oídos y tu vista mujer- dijo haciéndome una mueca con su boca hacia el escenario.

Love's a risk (Alex Turner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora