Cuando la oscuridad llega

*Capítulo 5

Una de las criaturas... ¿iba atener más de un hijo?

Ella sabía que iba a ser niña, la doppelgänger. Sabía que sería igual a ella, físicamente, pero aún no cabía en su cabeza todo lo que eso conllevaba.

La niña sería mágica, aún no sabía lo que significaba eso, pero se l habían dicho de niña.

Su familia venia de rancho, pero antes de que ella naciera, se mudaron a la ciudad para tener más oportunidad de vivir mejor.

De generación en generación se va compartiendo magia entre las mujeres, eso le habían dicho un día, por lo que cada 300 años nace una doppelgänger con algo especial, pero más fuerte que todas las anteriores. También, la madre de cada doppelgänger es igual a ellas, sólo que sin magia.

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-¡Mamá!- la llamó desde la puerta al entrar a la casa celeste.- ¡Hermano!- escuchó un sonido proveniente de la cocina, por lo que se dirigió hacia ahí.- ¿Adivinen quién me acaba de dar el ani...?- no terminó de decir la pregunta porque un grito desgarrado salió de sus labios.

En la cocina color pela estaba bañada de sangre, pues estaban los cuerpos tirados de su familia en el suelo con el cuello desgarrado.

-MAMÁ- gritó desesperada.

Fueron de los primeros ataques de los inmortales hacia los humanos, meses después empezamos a defendernos, cazándolos. Claramente ellos siempre fueron ganando, ya que eran más fuertes, más veloces y tenían un olfato increíble con el que nos detectaban.

Después de ver aquella traumática escena, se fue a vivir con su prometido y se juró a si misma ayudar a aniquilar a aquellos malditos.

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Tenia razón, estaba sola. Pero tenia a sus hijos y tenía que protegerlos de aquel demonio.

Esa noche no durmió nada, por lo que, al salir el sol, se tomó una ducha, hizo sus necesidades y partió hacia la biblioteca.

Empezó a buscar libros sobre Devas, ya que la humanidad no sabía nada al respecto de aquellos seres.

-¿Qué es lo que buscas exactamente?- se sobre saltó al escuchar a Bathin, aunque lo había dicho por lo bajo, aun no se acostumbraba la manera en que aparecían.

La atrapo con las manos en un libro de demología que le había llamado la atención.

-Trato de buscar información sobre ustedes- su voz sonó en un susurro.

-No tienes que hacer eso, solo pregunta- se acomoda en un sillón y la incita a que pregunte.

-Bueno. ¿cómo es posible que tengan superpoderes, viéndose como humanos?- él soltó una carcajada.

-No son superpoderes. Son dones... por ser diferentes.

-Entonces, ¿cuál es la diferencia entre nosotros y ustedes? y ¿por qué se parecen a nosotros?- volvió a preguntar, desesperándose.

-Que nosotros descendemos de un demonio que fue enviado a la tierra como castigo- explicó con toda la tranquilidad del mundo. -Nos vemos como humanos porque el demonio del que descendemos, se aparecía ante ustedes como un hombre muy guapo

-A ver, a ver, a ver... ¿me estás hablando de demonios?- él asiente.- ¿Me estás hablando del infierno?- empezó a caminar de un lado a otro.

-Claro, así como hay infierno, hay cielo.

-¿Todo es real?- preguntó asombrada.

-Todo es real- ella de dejó caer en el sofá que está a un lado.

-Los Devas se reproducen de dos maneras, los descendientes directos del demonio desterrado se reproducen por el sexo y los que no, por medio de la sangre. Un proceso demasiado doloroso a mi parecer- hizo una mueca.

-Todo es muy confuso- contesta Lily hundiéndose en el sofá.- Así como hay demonios, ¿hay ángeles?

-Por supuesto que sí- responde un Sitri divertido debajo del umbral de la puerta.

Rápidamente Bathin se puso de pie e hizo una reverencia, por lo que Lily también se para, pero no hizo la reverencia.

-¿Y tú por qué eres un príncipe?- le preguntó Lily al recién llegado.

-Eso es algo que después lo sabrás- contestó.- Esta listo el desayuno, si ya acabaron de resolver dudas, es hora de comer.

Los dos fueron detrás del príncipe deva. Desayunaron los tres juntos en silencio.

Cuando Lily acabó, se fue a su habitación a dormir un rato, pues se sentía muy cansada y abrumada.

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Así pasó un mes entre sabanas y jaquecas, cada vez se sentía más pesada y cansada por el embarazo. Y con el Sitri que cada vez estaba más convencida de que trataba de cortejarla. Pero ella no le daba espacio, ya que aún no había olvidado a su esposo.

Estaba en la biblioteca, leyendo acerca de demonios, cuando el inmortal entró a la habitación, rápidamente escondió el libro, por lo que el inmortal levantó una ceja, pero no dijo nada al respecto.

-Vamos a caminar en el jardín- no fue una pregunta. Ella lo siguió y salieron al jardín.

Ya estaban a mediados de marzo, por lo que ya no hacía frío y traía ella un vestido de manga y falda larga.

Se sentaron en una banca a un lado del otro, para admirar el bello lugar. 

-Sé que sabes al respecto de mis sentimientos por ti. Desde que te vi, supe que te quería a mi lado, cerca de mí- se miraban a los ojos.

Lily no supo que decir, pues en este mes lo estaba conociendo, pero no quería enamorarse por el simple hecho de que no estaba lista. Voltearon hacia al frente.

-Desde que me empezaste a asechar- él sonrió sin mirarla.

-Estaba cuidándote.

-¿De qué?- se acomodó de medio lado para mirarlo pero él se negaba a volver a mirarla a los ojos.

-Una vez estuvieron a punto de asaltarte, cuando ibas por la cena- ella tragó saliva. - Como quiera, con siempre esa yo él que te estaba vigilando entre las sombras.

-¿Quién más me miraba? y ¿cómo funciona eso de las sombras?- en su cabeza había un remolino de dudas.

-Bathin y nosotros nos movemos y ocultamos entre las sombras.

-A si es como van ganando la guerra- dijo en un susurro.

-El punto es- sele notó desesperado.- Que yo te amo.

-No, estas obsesionado conmigo... tu vas a amar a mi hija- soltó en un susurro.

-En estos momentos no me importa ella, me importas tú, tu sonrisa, tu risa, quiero escucharla de nuevo, quiero hacerte feliz.

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¡Taraaaaaaaaaaaaaaan!

Otro episodio.

Hasta la próximaaaaa

-Alanis