Secret Moment

920 118 16
                                    

"Es un bonito nombre" pensé.

—Yo soy Xiao Zhan. Muchas gracias —Mi boca se sinceró ante lo que estaba haciendo por mí.

—No te preocupes, no es nada. De todos modos no soy ningún desgraciado como para haberte dejado morir ahogado.

— Hablando de eso. ¿Dónde me encontraste?

Intenté levantarme para sentarme a su lado, pero lo ví tan tranquilo en el amplio sofá que no quise que se sintiera incómodo.

—Tengo el río cerca, fuí por algo de agua y ahí estabas. Inconsciente y sangrando. Creía que estabas muerto, pero tuviste mucha suerte, ese día había caído una lluvia fuera de lo común y la temperatura estaba casi bajo cero. ¿Qué hacías aquí metido en el bosque y bajo esas condiciones?

El pesado recuerdo calló con velocidad sobre mí, aplastando mi erguida autoestima.

— Me perdí, suena ridículo pero es cierto. Cuando comenzó a llover quise regresar pero no me dí cuenta que el río estaba cerca y resbalé. Es todo lo que recuerdo —Puedo asegurar que mi voz se escuchó quebrada.

Yibo había abierto los ojos y me miraba fijamente, parecía molesto.

—Fuiste estúpido, pero te lo repito, tuviste suerte. Normalmente la gente que ha sido arrastrada por este río jamás es encontrada. Dime si hay alguien a quien deba llamar, llevas 6 días aquí conmigo.

—¿Tantos? —Mi mente podía contar 3 —He sido una gran molestia. Lo lamento —Me agarré del colchón para erguirme —Puedo cocinar, ví que trajiste algo de comida. Permíteme hacerlo.

Se levantó con rapidez del sofá y corrió hacia mí para sostenerme. Puso de nueva cuenta su brazo alrededor de mi cintura y me sostuvo con fuerza.

— Estás loco, no creo que puedas hacer mucho con ese brazo.

La cercanía era intensa, éramos casi de la misma estatura pero él se veía con más carne en los huesos, yo estaba demasiado flacucho desde que había entrado en depresión tras el engaño de él...

Nos miramos así como estábamos de juntos. Apretó su mano en mi cintura y sentí un extraño cosquilleo. Su rostro era precioso y sus pequeños ojos estaban rozagantes de vida. Me sentía cálido entre sus brazos.

Sabía que debía estar sonrojado, mi vida estaba llena de desesperanzantes momentos donde la vida me parecía triste e injusta. Las pocas memorias de mi niñez están plagadas de malos momentos junto a los padrastros que me adoptaron para utilizarme. Cuando me volví un adolescente y huí de casa, viví sin rumbo y bajo el miedo constante de terminar muerto debajo de algún puente, pero no, conseguí un pequeño trabajo cargando bultos en un mercado local y fuí juntando suficiente dinero para poder comprar ropa decente y buscar un mejor lugar para trabajar, así comencé como camarero y llegaba a ganar suficiente como para alquilar un pequeñísimo departamento y no vivir más con mi único amigo.

Mi vida se había vuelto sencilla y tranquila hasta que me enamoré.

Lo conocí en el nuevo trabajo al que me había cambiado, yo era un empleado de la lavandería en un lujoso hotel. Mis jornadas eran extensas donde manejaba las lavadoras enormes donde diariamente se cargaban kilos y kilos de toda la ropa de cama, manteles y cortinas de los cuartos y los 2 restaurantes del lugar. Me la pasaba el día entero metiendo todo a las lavadoras con un dolor horrible en la espalda y la cabeza a punto de explotarme, parecían interminables las jornadas donde sólo deseaba llegar a mi diminuto departamento y tirarme en mi mullida cama a dormir 4 horas. Me quedaba muy lejos el hotel por lo que pasaba gran parte del día en transportarme, pero al menos ganaba el triple que en otro empleo que mi falta de estudios permitía.

Anochecer || Yizhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora