True Insane

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Le permití abrazarme.

Me había seguido sin que yo lo notara y ahora estaba junto a mí, dándome un poco de confort.

La cabeza me daba vueltas, tenía ganas de vomitar.

Miré hacia el hueco donde ya no estaba la puerta y la sensación de vaciar mi estómago se intensificó.

Yibo comenzó a acariciar mi cabello mientras daba ligeros besos sobre la coronilla de mi cabeza.

—Te amo demasiado Zhan ge. Permíteme explicarte todo y sé paciente para entenderlo —Su voz, áspera y profunda se quedó impregnada en mis pensamientos.

Todo el miedo, el dolor y la duda, desaparecieron.

—Yo también te amo —Contesté sin titubear.

Me levanté y lo abracé fuerte.

Sus manos se aferraban a mí con un poderoso apretón.

—No te separes jamás de mi por favor. Eres la única razón por la que soporto esta condena —Me dijo mientras se separaba y comenzaba a besarme.

Todas las fuerzas de mi cuerpo desaparecieron, luché internamente por ser fuerte y rechazarlo, estaba molesto porque me había mentido, pero el sabor de su boca desconectó mi cerebro. Me pegué a él en un intento desesperado por profundizar nuestras bocas. Me sentía ansioso y quería más. Por mi mente pasaron imágenes de él besando mi cuello y bajando por mi pecho mientras comenzábamos a desnudarnos.

Yibo detuvo nuestro beso y acunó mi cara entre sus manos. Me miraba curioso.

—¿Estás seguro? —Preguntó a lo cual  me desconcerté.

—¿De qué hablas?

—Nos imaginaste, a los dos. Ya sabes —Sonrió algo burlón ante su última palabra.

La cara se me incendió.

—¿Sigues jugando verdad? No puede ser posible que leas la mente. Eso no existe, la gente con poderes no existe. No es real, tal vez seas una de esas personas súper inteligentes que sabe descifrar los pensamientos del otro para hacerle creer que puede ver el futuro, o eres un ilusionista, buen observador o sólo un mentiroso y buen jugador... deja de hacerlo. Me haces creer que estás loco, que tú cabeza está mal. Que eres peligroso.—Exploté, lo dije sin pensarlo, sin pensar en como Yibo podía reaccionar.

Yibo se mantuvo quieto escuchándome. Se veía decepcionado, derrotado y un poco enojado.

—Te demostraré que digo la verdad. Abre bien los ojos —Su mano acarició mi rostro mientras hablaba y terminó por revolver mi cabello.

—Muéstrame.

Se concentró unos segundos para después cerrar los ojos, cuando los abrió, habían cambiado de color.

Eran grises.

Me asombré, pero no podía estar seguro porque el lugar estaba en tinieblas y la escasa luz de la luna podría estar haciéndome ver mal.

La oscuridad confunde la mente de los hombres.

Lo escuché suspirar despacio.

—Mira esto y dime si estoy loco.

Se alejó de mí, agachó la cabeza y estiró la mano izquierda. No sabía que esperar así que no quité la vista de él.

Un silencio enloquecedor fue acompañado del aire congelado entrando por la puerta principal, trayendo tras de sí un silbido.

Las pocas velas sobre la chimenea y la pequeña mesa de centro en la sala, se prendieron. Observé la luz de sus delicadas flamas y me asombré, era extraño, increíble y terriblemente revelador.

Anochecer || Yizhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora