Anochecer || Yizhan

True Change

Perdón por la tardanza. 💕

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La razón verdadera de quedarme a su lado fue el amor que creció en mi al ver la quietud de su espíritu. Todo me parecía extraño a su alrededor, la luz, el sonido, la vibra, el olor, la vida. Sabía que nuestra conexión era extraordinaria, que nunca nadie tendría este apego uno del otro. Lo amé desde el momento que lo vi, rodeado del misterio de su ser y de la enorme curiosidad que entró en mí.

Todo el año que permanecimos juntos, las ganas de hacerlo mío fueron intensificándose en un punto en el que era necesario que, aunque sea, me tocara las manos. Ahora estoy rodeado de la incertidumbre por querer creer que el amor que muestra a través de esa mirada enloquecida fuera real.

Sus mentiras crecientes en un halo de enigma me demostraron que me dejaba guiar por mis sentimientos en vez de por la razón.

Abrió la puerta despacio, y mi corazón latió precipitadamente. Las ganas por correr y abrazarlo se vieron interrumpidas por las dudas que me mantenían pegado a mi asiento. No le quite la vista de encima, me sonrió desde la puerta donde entraba con dificultad debido a la cantidad de paquetes que venía cargando.

—Pensé que te encontraría durmiendo o leyendo. La casa se escuchaba en silencio, siempre llego y tus cantos me reciben. ¿Ahora que tienes?

No le ayude ni me levanté para siquiera intentarlo, tropezó con los muebles hasta llegar a la mesa donde estaba. Dejó caer las bolsas frente a mí y con una enorme sonrisa que fue desvaneciéndose mientras intentaba no pensar en mis preguntas y lo que acababa de encontrar en el granero.

—Tu mente repite una y otra vez la misma estrofa de una canción mientras te esfuerzas por bloquearte. ¿Qué ocurrió? ¿Alguien vino?

Sus palabras tomaron sentido y me asusté de mi propia mente. Me concentre en la comida que estaba comenzando a destapar y a sacar de las bolsas en un intento desesperado por mantener mis pensamientos a raya.

—No pasó nada, estoy hambriento —Dije a penas con la voz entrecortada.

Me estiré y tomé una de las manzanas que rodó y que estuvo a punto de caer al piso.

— ¿Qué ocurre? —Repitió.

Vi que la gran mayoría de la comida en la mesa era dulce, desde la fruta hasta los panecillos.

—Estoy bien, aturdido. Quisiera salir de aquí, he comenzado a asfixiarme —Mordí la manzana con tranquilidad y me enfoque en el sonido de mis dientes al masticar.

Escuché un sonoro y atemorizante suspiro de su parte.

—Di la verdad Xiao Zhan y deja de pensar en esa maldita canción.

Había terminado de desempacar todo, sus manos estaban aferradas en los bordes de la mesa y parecía que las apretaba al punto de que la vieja madera cedería ante su fuerza.

Alcé la vista y lo encaré. Permití que por mi cabeza pasara la imagen de mi descubrimiento en el granero. La repetí las veces que fue necesario, hasta ver cómo poco a poco su rostro se desfiguraba casi blanqueándose.

—Revisaste mis cosas...

Asentí con la cabeza.

—Tú me mentiste ¿Por qué lo ocultaste?

Yibo no soportó mi mirada y la desvío para fijarse en la ventana y perderse en la cascada que caía con velocidad frente a nosotros.

—No lo sé... miedo, soledad, amor, odio... no lo sé.

Caminó hasta la sala y se dejó caer en el sillón. Mantuvo la vista fija en el suelo, perdida en sus pensamientos.

"No es justo que tú si puedas ver lo que ocurre en mi cabeza y yo no pueda saber lo que pasa por la tuya". Pensé.