♠️[7]Revelaciones♠️

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Luego de darme ambas noticias, Ryan se negó a irse e intentó convencerme diciendo que era peligroso que estuviéramos separados debido a lo que dijo el Ruso. Él le temía, yo por otro lado, lo consideraba una persona más. Lo dejé dormir en el sofá y yo volví a mi habitación, me costaba lograr dormirme debido al insomnio que acababa de causarme esas dos cosas. 

La primera era que el doctor había muerto. Siendo sincero, era bueno por una parte, ya que no tendría que preocuparme porque alguien sepa de mi condición, aunque si eres completamente atento e inteligente, se nota mucho, que mi manera de actuar no es como la de los demás. Por el lado malo, era que él era el único que sabía cómo tratar mi condición debido a que no soy un caso común o ya visto. 

Él me había explicado muchas veces que yo era diferente a los que padecían psicopatía, pues, aparte de que también sufría de Alexitimia, era muy posible que yo pudiese diferenciar entre lo bueno y lo malo si tenía una buena orientación, cosa que él intentó darme. Los psicópatas, no podemos distinguir entre lo bueno y lo malo, pero yo si. El problema, era que a pesar de poder saber lo que estaba bien y lo que estaba mal, seguía inclinándome hacía el lado malo. No puedo parar mis necesidades de causar daño.  

Ya estaba viejo, y todos sabíamos que en cualquier momento moriría, pero no pensé que pasara poco tiempo después de salir de ese lugar. Él se preparó antes, mucho antes. Cuando lo conocí, sus estudios eran muy avanzados, y a leguas se notaba que jamás había tenido un caso como el mío, así que aquel día que me contó que yo no sería jamás una persona normal, me dio una carta. Yo sólo debía abrirla si él moría. 

El día que me la entregó me explicó que en esa carta estaba mi salvación hasta el día en que muriera, pues eran indicaciones de todo lo que debía hacer, y a quién acudir si no tenía mis medicamentos. En mis pertenencias más preciadas, estaba esa carta. Cuando compré mi departamento la escondí. Sabía que la curiosidad no me dejaría dormir así que me levanté y me dirigí a mi closet. 

Cerré la puerta de mi habitación y le pasé el seguro, empujé mi closet al otro lado de la habitación y comencé a dar pequeños golpes a la pared hasta que sonó un golpe hueco. Con mis dedos, quité el pedazo de madera y lo coloqué en el suelo. Aunque era un pequeño cuadrado no muy visible, ahí guardaba mis tres cosas más preciadas hasta ahora. Mi hacha con mango de plata, la carta, y mis medicamentos. Tomé la carta y coloqué todo como estaba. Abrí el sobre, tenía dos hojas dobladas por la mitad y comencé a leer la primera. 

"Dylan, ambos sabemos que si estás leyendo esto significa dos cosas. La primera, que obedeciste mis indicaciones al pie de la letra y la segunda, que estoy muerto. No tengo mucho para decirte, porque todo lo que necesitabas saber te lo expliqué a tiempo y ya lo sabes. Pero hay cosas que jamás mencioné, como por ejemplo, el medicamento que necesitas para controlar cualquier ataque de ira, ese medicamento se llama "Valproato", o "Ácido Valproico", es un fármaco y estabilizador de estado de ánimo es el único medicamento que puede ayudarte a sobrellevar tus ataques de ira o necesidades, las cuales, sabes a que me refiero. 

Hay muchas cosas más que necesitas saber, y una de ellas es que, tú si eres capaz de sentir aprecio, no amor, o cariño, pero si puedes apegarte a algo de manera que te conmueva o te haga sentir tranquilo. Pero aunque te sientas apegado a eso o a ese alguien, de igual manera, eres capaz de destruirlo, es algo que jamás podrás controlar, ambos sabemos que desde niño, siempre te molestaron las injusticias y decías que eras incapaz de lastimar a un inocente, pero lamento decirte que no es así. Aunque lo intentes y lo niegues, en el momento de que necesites con todas tus fuerzas causar daño, no podrás detenerte hasta conseguirlo, y ese deseo podrá más que tu propia fuerza de voluntad. 

No debes culparte por esto, porque no es tu culpa, tú naciste de esa forma y no podemos hacer nada para cambiarlo, sólo podemos tratarlo o controlarlo. Una última cosa que debes saber, no sólo eres diferente por éstas razones, sino porque también debes tener muchísimo cuidado al tomar tus medicamentos, si no los tomas, es posible que puedas morir de un ataque al corazón por demasiada presión, debes tomarlos y cargarlos contigo siempre, si pasan veinticuatro horas sin que tomes una dosis, morirás. Tu mecanismo está acostumbrado a sobrevivir gracias a ellos, por eso tomas medicamentos desde que eras un niño. 

Ya no me queda nada más que decirte, excepto, buena suerte hijo.

Att: Dr Antonio Fernández."

Luego de leer todo, pensé y analicé por un momento todo aquello que me había dicho desde el día en que fui por primera vez a ese hospital. El hombre era un idiota, y todos lo sabíamos, pero jamás se comportó de mala manera conmigo, es más, siempre me ayudó en todo, y se lo agradezco. Fue la única persona que jamás me juzgó, por supuesto, era un psiquiátrico pero a pesar de todo jamás se quejó, sino se fascinaba cada vez que descubría algo nuevo. 

Muchas veces me dijo que mi existencia tenía dos caras, bendición por mi inteligencia, y maldición por mis deseos. Tomé la carta, y los fósforos que estaban en mi mesa de noche, encendí uno y comencé a quemarla. 

Eran alrededor de las cuatro de la mañana, no había dormido nada, y no lo haría hasta la noche. Luego de quemar completamente la carta, recogí las cenizas y las tiré a la basura. Me levanté de la cama, fui por un té y un calmante, tenía una migraña terrible. 

Ryan aún dormía profundamente. Preparé mi té y vi algo que llamó mi atención en su celular, era un mensaje del Ruso. 

"Tienes hasta hoy para traerme el cadáver del niño, sino, tú serás el cadáver."

¿Y éste imbécil quién se cree?

Acabaré con él. No me conoce, sabe que Ryan tiene un ayudante pero no sabe quién es, y me he encargado de que no sepa, así que será sencillo. Él quiere un cadáver, así que le daré lo que quiere. 

Cuando era pequeño, Logan me enseñó a utilizar armas, tenía unos doce años. Me dijo que no había que ser un criminal para poder usarlas, incluso tengo un permiso que obtuve cuando salí del hospital que él me dió. También aprendí a pelear y a defenderme, era necesario aprender éste tipo de cosas, él no sólo tenía un negocio, así que Diane y yo estábamos expuestos a cualquier peligro. 

Logan ya no está, y aunque por un lado ha disminuido la cantidad de personas que lo querían muerto, ahora querrán venir por Diane y yo, así que debo asumir ese mando. Fortunas, negocios, deudas, y empresas, quedaron a mi mando. Se hicieron las seis de la mañana y fui a mi habitación a alistar todo lo necesario para mi nuevo trabajo pendiente. 

—¿Que haces? —Preguntó Ryan intentando despertarse. 

—Tengo algo que hacer. —Me miró extrañado.

—Pero los trabajos que haces te los digo yo, ¿Que tienes que hacer? —Vió mis armas.

—Acabar con el Ruso. 

Su rostro se tornó pálido, mientras el mío, tenía una sonrisa brillante. 

Muertes Placenteras © [✔] (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora