Bésame

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Besa el torrente de ilusiones, bésame todas las pasiones 



La puertaaaaaaaaa, la bendita puerta que Fernando le había hecho a la señora Mayte HOY por fin estaba lista, aquella mañana se despertó muy muy temprano para recibir a su ex marido, extrañamente se llevaban mejor ahora que cuando estaban casados.

Le había pedido a Sarita que le preparara su desayuno favorito mientras ella se cambiaba el pijama por unos jeans ajustados junto con una blusa café de tirantes. Su cabello estaba recogido en una perfecta cola de caballo y sus labios pintados del color favorito de Fernando; el rojo.

El timbre sonó y su corazón se aceleró, sabia que era él, lo conocía hasta en su forma de tocar los timbres.

-Fa, hola, ¿Cómo estás? -le dijo apenas llegó a la sala

-Muy bien -se abrazaron- Ya te traje tu puerta

-Gracias -se separaron- ¿Te parece si desayunamos antes de que la pongas? Le he pedido a Sarita que te prepare lo que te encanta

-¿Tu? -el pecho de Mayte se pintó de rojo y él soltó una carcajada ante ello- Bromeo chiqui, pero vamos que el desayuno se enfría

Luego de hora y media de desayuno y conversación, Fernando se levantó de la mesa para ir a trabajar en la puerta que con tanto esmero le había hecho a su ex esposa. Mayte levantó los platos y los dejó en el fregador, Sarita ya se había ido así que estaría completamente sola con Fernando en su casa ¿qué podría pasar?.

Luego de unos cuarenta minutos de trabajo, la puerta había quedado tal y como Mayte la deseaba, Fernando tomó sus herramientas de trabajo y las metió a la cajuela de su coche, luego entró a la casa para despedirse de Mayte, pero en la sala no había nadie y menos en la cocina. Estará leyendo, pensó. Entonces decidió subir hasta la habitación de Mayte y al pensar que estaba leyendo decidió no llamar a la puerta abriéndola de golpe encontrándose a Mayte de una manera que... le encantaba.  

-Pe-perdón Mayte -se disculpó dándose la vuelta para no verla semidesnuda, y no es que no quisiera, sino, que se sentía incapaz de no tomarla entre sus brazos y quitarle las ultimas prendas que cubrían su cuerpo para después hacerla suya- Yo... perdón

-Tranquilo hombre -se rio levemente- Ni que no me hayas visto así antes

-Pero antes eras mi esposa -dijo en un susurro intentando alejar los malos pensamientos de su mente- En fin, yo ya me iba

Mayte se puso su bata y la amarró dejando un poco sus senos al descubierto.

-Ya puedes voltear, Fa

Fernando se dio la media vuelta viéndola de nuevo, ahora tenía una bata tan pequeña que no dejaba mucho a la imaginación, la miró de los pies a la cabeza, al pasar su mirada por sus blancas piernas le fue inevitable no lamer sus labios, continúo mirándola hasta llegar a sus senos donde detuvo su mirada, le encantaban. Subió su mirada hasta sus labios los cuales deseó besar hasta dejarlos rojos e hinchados, finalmente sus ojos se encontraron y el deseo de poseerla se hizo mas fuerte.

-Estas... divina -se acercaba- Muy divina -al tenerla frente a frente no pudo mas que tomar su mano depositando un sensual beso en ella para luego darle una lenta vuelta sosteniendo su manos- Mayte

-¿Si? -se mordió el labio inferior

-Chiqui, no hagas eso -susurró

-¿Por qué?

Relatos de Mayte LascurainWhere stories live. Discover now