Capítulo tres.

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Justin era todo un manojo de nervios.

Él estaba sentado sobre una camilla, esperando impaciente a que _____ volviera. Ella le había dicho que iría a registrarlo como donante en la clínica y luego volvería. Por el momento, dejó solo a Justin en la habitación en donde se realizaría la donación para que pudiera familiarizarse con el lugar y acostumbrarse a la idea que en unos minutos más comenzarían con la extracción de sangre.

Incapaz de seguir pretendiendo una paciencia que no sentía, se levantó y caminó de un lado hacia otro dentro de la habitación. El cuarto era bastante espacioso, sin ventanas y las paredes pintadas de blanco. Al lado de la camilla, había una mesa metálica en donde reposaban diferentes herramientas. Justin tembló al ver la jeringa e inconscientemente se frotó el brazo en donde infería que le pincharían. Desde que era un crío siempre le ha tenido fobia a las agujas y esta no era la excepción. Si no fuese por el problema en el que estaba involucrado jamás, ni de coña dejaría que le extrajeran sangre. Pero ya no podía arrepentirse, dejaría su miedo a un lado con tal de ganar unos pocos billetes y salir de todo el lío en el que estaba metido.

La puerta chilló al abrirse y _____ entró. Ella le sonrió, y por breves segundos, Justin sintió que la tranquilidad volvía hacia él. No sabía por qué, pero ella parecía poseer ese don para transmitirle paz en los momentos más tensos. De algún modo extraño, Justin sabía que _____ no sería capaz de hacerle daño y en silencio se alegró que fuese ella quien le extraería sangre y no otra enfermera, porque de no ser así… realmente no sabía si tendría la suficiente cordura como para dejarse manipular por otras manos.

- ¿Todo bien?- preguntó Justin y sonrió nervioso.

- Sí.- cerró la puerta a su espalda y se adentró al cuarto. Justin volvió a su posición de antes y se sentó sobre la camilla. Sus ojos la siguieron y el pulso se le aceleró al ver que comenzaba a revisar las herramientas que estaban encima de la mesa.- ¿Y usted? ¿Qué tal se siente?

- Nervioso.- admitió.

_____ le sonrió, pero Justin no creyó que fuese por comprensión. Su sonrisa estaba teñida con una malicia y diversión que lo extrañó.

- Será rápido. No se preocupe.

- ¿Me va a doler?

Ella se rió con unas ganas que lo confundió aún más.

- No, no le va a doler, señor. Yo creo que hasta incluso lo disfrutará.

Él no entendió a lo que se refería, pero lo dejó pasar.

Justin miró con horror el tamaño de la jeringa que la enfermera sostuvo por breves segundos antes de dejarla a un lado y se preparó mentalmente para lo que venía a continuación. Ella se volteó y le sonrió una vez más.

- Ya podemos comenzar con la donación.

- Bien.

Suspirando, Justin se quitó la sudadera que traía puesta. _____ frunció el ceño y abrió la boca para preguntarle qué hacía, pero cualquier palabra que iba a decir quedó en el olvido al ver lo bien que lucía con una camiseta sin mangas. Dios, esos bíceps, esos brazos… este tío era puro músculo. Desde un principio, su cara fue lo que llamó su atención y la obligó a ir donde él. Pacientes así en la clínica no se presentan todos los días y sin dudarlo fue donde él para atenderlo antes de que otra enfermera lo hiciera. Era tan guapo, que _____ se sintió afortunada por tenerlo como supaciente.  

Donador de Semen {justin&tú~oneshoot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora