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HOGAR, DULCE HOGAR


ALASKA ENTRÓ A HOGWARTS INTENTANDO tapar su cabeza con sus brazos al igual que otros estudiantes, mientras buscaba a Neville en la multitud. No había visto a su hermano desde que entró al tren, normalmente no viajaban juntos, ya que a ella no le caían bien Seamus y Dean, pero de todas formas quería asegurarse de él que estaba bien.

Intentó abrirse camino entre los estudiantes que corrían desesperados para no ser alcanzados por Peeves (quien estaba tirando globos llenos de agua), mientras corría el cabello mojado de su cara.

Cuando estaba cerca de entrar al gran comedor, sintió de repente como algo frío le mojaba, miró hacia arriba y se dió cuenta de que Peeves le había tirado un globo.

— ¡Voy a dejarte sin dientes, maldito duende de jardín!.

— ¡Señorita Longbottom!.

Alaska abrió los ojos como platos y se dió vuelta, la profesora McGonagall estaba cerca.

— ¿Qué es esa clase de vocabulario? — Cuestionó la mayor.

— Lo siento, profesora.

Ella podía tener mal comportamiento, contestarles mal a todos sus compañeros e insultar a cualquiera, pero nunca iba a faltarle el respeto a un profesor, y menos a McGonagall.

— Ve a comedor, Longbottom.

La rubia asintió y entró al gran comedor con tranquilidad, podía sentir el agua dentro de sus zapatos y su uniforme estaba totalmente mojado, sin duda una mierda.

— ¿Te diste un baño con el uniforme puesto, Longbottom? — Preguntó de forma burlona Lavander Brown. Ella sólo rodo los ojos y le enseñó su dedo del medio, no tenía ganas de lidiar con idiotas como Brown.

Se sentó en el primer lugar libre que encontró y comenzó a escurrir su cabello mientras murmuraba groserías en voz baja. Solamente quería comer y cambiarse ese maldito uniforme de una vez por todas.

Mientras los demás charlaban animadamente, ella sólo intentaba quitar el agua de su uniforme y sus zapatos. Cuando vio a Neville le hizo una seña para que se acercara.

— ¿Pasa algo? — Le preguntó su hermano, sentándose frente a ella-. No pudiste cubrirte de la lluvia, ¿no?.

— No, claro que pude, sólo que me arrepentí y me tiré al lago negro antes de entrar - Contestó ella con sarcasmo—. ¿Peeves no te tiró globos?.

— No estaba cuando yo entré.

Alaska bufó.

— Maldita sea mi suerte de mierda — Susurró.

— Alaska — La reprendió Neville.

Ella suspiró y dejó de escurrir su uniforme.

— ¡Oye Neville, ven! — Lo llamó Seamus. Neville miró a su hermana y ella asintió.

— Ve, estoy bien.

— ¿Segura?, puedes venir con nosotros si quieres...

— Sólo ve, Neville, estoy bien.

Él asintió y se despidió de ella con un gesto de cabeza antes de ir con sus amigos.

Alaska podía decir que su único amigo era Neville (lo cual era un poco triste, ya que él es su hermano), nadie solía acercarse a ella por su comportamiento, y en su segundo año, sus compañeras habían comenzado a burlarse de ella por lo solitaria que era. Así que Alaska Longbottom no tenía amigos, aunque ella creía que estaba bien así, nadie podría soportarla a ella y ella seguramente no podría soportar a nadie.

Sky escuchó una risa cerca suyo, y pudo ver a Phoenix Black riendo animadamente mientras Ron Weasley le sonreía. Phoenix era hermosa, tenía el cabello de un color castaño casi rubio, y unos hermosos ojos grises, sus rasgos faciales eran delicados y su sonrisa embobaba a cualquiera, era la chica con la que todos querían estar.

Alaska miró su reflejo distorsionado en el plato de oro, ella, en cambio, no se sentía linda, sus ojos eran de un simple color marrón, su piel tenía algunas imperfecciones y su cabello rubio (que nisiquiera era rubio, porque ella lo había teñido), estaba enmarañado y sin brillo, además ella casi nunca sonreía, era una amargada.

Sin dudas, Alaska Longbottom no estaba ni un poco conforme consigo misma.

La rubia suspiró, ese iba a ser un día muy largo.


























































Longbottom salió del baño con el pijama puesto, el cabello un poco mojado y con sus pantuflas puestas, sacó un peine de su baúl y comenzó a peinar su enmarañado cabello.

Mientras tanto, Lavander, Phoenix y Parvati, sus compañeras de cuarto, hablaban tranquilamente y se reían a todo pulmón (sobre todo Patil), como si no hubiera personas intentando dormir.

Hermione Granger, que al parecer estaba intentando dormir, abrió la cortina que rodeaba su cama y miró a sus tres compañeras como si quisiera matarlas.

— Chicas, ¿no podrían hablar más despacio?, estoy intentando dormir, no quiero quedarme dormida mañana.

— El cuarto es de todas, Granger, ponte la alarma si no quieres quedarte dormida — Contestó Brown con simpleza.

— Si el cuarto es de todas, por esa misma razón deberías dejar de reír como una loca, Brown — Contraatacó Alaska.

Lavander y Parvati la miraron con una ceja alzada.

— ¿Y a ti quién te invitó a unirte a la conversación?, vuelve a lo tuyo, Longbottom.

Alaska puso los ojos en blanco al mismo tiempo que Phoenix se levantaba de la cama de Lavander.

— ¿A dónde vas? — Cuestionó Parvati.

— A dormir.

Sky sonrió mientras cerraba las cortinas de su cama, escuchando como Lavander y Parvati se quejaban en voz baja.

La chica Longbottom suspiró y se metió en su cama lista para dormir.

— Hogar, dulce hogar — Murmuró. Pudo escuchar como Lavander soltaba una risita—. ¡Cierra el pico, Brown!.

CREEP | HARRY POTTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora